Y se hizo la luz...

No está claro si a Rubén Bichara hay que darle el premio al optimista del año o simplemente asumir que en campaña se dice de todo y a todas horas.

El problema de la energía estaría resuelto en dos o tres años, dice el vicepresidente de la CDEEE. Pero eso, año más año menos, lo han dicho todos los altos cargos del sector que han pasado por un puesto oficial.

Nadie lo ha creído. Y no por pesimistas, sino por experiencia.

Apostamos a las renovables, dice con optimismo. Como si el proyecto de las plantas a carbón no fueran una de las grandes promesas de esta administración y no estuvieran atascadas en un limbo indescifrable. Apostamos a las renovables, asegura muy ecológicamente. Como si en el sector de las renovables no tuvieran un rosario de denuncias y quejas por las zancadillas, obstáculos e imprecisiones que detectan en el gobierno y que no se logran superar.

Vendrán inversionistas extranjeros, como si no los hubiera habido ya y no se hubieran marchado por falta de reglas de juego claras, seguridad jurídica deficiente y plazos insostenibles.

Todos queremos que se arregle el problema de la energía, pero no apostaríamos a los dos o tres años, ni aunque fuéramos los peledeístas más fieles y convencidos del país.

Los “CDE Papers”, si algún día se descubren van a dar material de jugosa y terrorífica lectura para dos o tres años.

No, no años. Para dos o tres generaciones.

IAizpun@diariolibre.com

Inés Aizpún