Bajos salarios y delincuencia

Señor Presidente: Desde siempre supe que usted no nos iba a defraudar con su mandato y la realidad hasta un ciego la ve porque está ahí, pero sería un mezquino, si no reconozco que falta mucho por hacer.

Uno de los clavitos en el zapato siempre ha sido la Policía. Me incomoda cuando se habla de reestructuración y modernización de este cuerpo, pero cuando se trata de poner a estos valientes hombres a recibir un sueldo digno, a que sus familia tengan un buen seguro, y que puedan vivir como verdaderos seres humanos, se les da la espalda. Hago solo mención de los policías, pero la misma situación viven los empleados públicos con sueldos de miseria y haciendo líos para poder subsistir.

En sus manos están las soluciones a estos males, que es una forma de prevenir muchas cosas. Las cárceles no rehabilitan a nadie, porque cuando están en libertad y vuelven al barrio está la misma situación que los obligó a ser delincuentes.

Como sociedad no podemos pedirle a un uniformado que sea honesto bajo estas desigualdades sociales. Si a los barrios llegara la mano del gobierno, estos jóvenes que andan delinquiendo no lo harían. *Tendremos que arrepentirnos de esta generación no de las personas malvadas y perversas, sino del silencio pasmoso de las personas buenas” (Martin Luther King).

Alberto González

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