¿Hasta las últimas consecuencias?

Fuera bueno que la expresión “hasta las últimas consecuencias” dejara de ser cliché, y se hiciera realidad en el caso de los jueces a ser juzgados por favorecer a sicarios y narcos.

Aquí no se conocen los Pablo Escobar, los Rodríguez Orejuela, los Pacho Herrera, y demás nombres que llenaron de horror a Colombia.

Pero no hay dudas de que el narcotráfico es una realidad en territorio dominicano, y si bien la violencia que desencadena no puede compararse con la que provocó en su momento en ese país, y por igual en México, la actual situación dominicana “horripila y mete miedo de verdad”.

No puede confiarse en nada ni en nadie, pues todos los estamentos e instancias lucen contaminados y dañados, y por lo visto no hay Chapulín que pueda defendernos.

No obstante, se impone preguntar: ¿sólo esos cuantos jueces son las únicas manzanas dañadas en la cesta de la justicia? Y, además, ¿si se imputa al corrupto, qué pasará con el corruptor?

No lo dice el código, pero se supone que “hasta las últimas consecuencias”, incluye a los dos: al corrupto y al corruptor.

Diario Libre