Prácticas dilatorias
Ojalá los tribunales aprieten las tuercas y comencemos a ver los juicios a fondo de todos esos casos sobre corrupción
Los sonados casos sobre corrupción siguen empantanados en prácticas dilatorias que deben ser atajadas por el sistema de justicia.
Vemos como los procesos Antipulpo, Medusa, Coral y Calamar se mueven lentamente, sea por dilaciones del Ministerio Público o por las constantes excusas de los imputados para ausentarse de las audiencias.
Los jueces que atienden estos casos deben comenzar a poner mano dura con los procedimientos y procurar que mantengan el ritmo correcto, atajando cualquier estrategia que busque prescripciones o cambios de marea política, de modo que no haya que juzgar a nadie, como pasó en el sonado caso de los Tucanos.
Hay que hacer justicia y eso implica la posibilidad de que los imputados sean encontrados libres de culpa. Lo que no puede suceder es que el tiempo pase y no haya un ejercicio de justicia porque se pasaron los términos.
Ojalá los tribunales aprieten las tuercas y comencemos a ver los juicios a fondo de todos esos casos, porque el pueblo y los acusados merecen saber quiénes son culpables y quiénes no.
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