El pasivo político

En varias ocasiones se ha publicado en la prensa la situación por la que pasan los activistas políticos que son designados en la administración pública cada vez que llega un nuevo incumbente y que, al ser sustituido, son cancelados sin que se les entreguen sus prestaciones laborales.

Varias instituciones del Estado, sobre todo aquellas que se entregan como botín de guerra a los partidos minoritarios que se alían con ese propósito a los partidos triunfadores, se han visto con deudas de cientos de millones de pesos por ese motivo.

Ese es un pesado “pasivo político” que nunca se toma en cuenta y que, por la frecuencia con que ocurre, debiera desalentar a los partidarios para aceptar posiciones bajo esas condiciones.

Lamentablemente, esos partidarios no están en condiciones de decir que no ante la oferta de empleo.

El que debiera establecer reglas claras es el Estado, que está obligando a los contribuyentes a cargar con una deuda que nunca debió existir. Quien autorice estas designaciones debiera ir preso.

Ese es el tipo de “democracia” que hay que desterrar de este país.

Diario Libre