Enseñar para qué...

La enseñanza siempre ha tenido un sentido utilitario, aunque la utilidad no se refiera a este mundo. Se estudiaba y se enseñaba con un fin, ya fuera aprender un oficio o un arte, o encontrar el sentido último de la vida.

En siglos pasados, del mismo modo que la vida era más corta, el horizonte del mundo era más largo. La inmensa mayoría de las personas no abandonaban durante toda su vida el terruño donde nacieron, y las noticias eran escasas y limitadas a un sector muy pequeño de la sociedad.

Hoy, todo eso ha cambiado, y en ese mismo sentido ha cambiado la educación. En nuestro país, la queja no es solamente que la educación formal enseña poco, sino que tampoco lo hace para las demandas de una sociedad en crecimiento y de un mundo en constante cambio.

Ya la enseñanza de la historia no debe referirse sólo a los hechos del pasado, sino también a las lecciones para el porvenir. Las leyes del mundo físico no son inmutables, ni las fronteras nacionales. En fin, tenemos que definir para qué enseñamos si queremos una generación y un país nuevos.

Diario Libre