Por un cambio en la AMET

Nadie duda de la buena fe con que la jefatura y los agentes de la Autoridad Metropolitana de Transporte tratan de resolver un problema ya casi estructural como lo es el del tránsito en nuestras ciudades.

Pero se necesita más que poner muchachos recién salidos de la academia a dirigir el tránsito.

El país está lleno de conductores que se creen dueños de la calle y que insultar y agreden a los agentes, pero gran parte del problema es la frustración que generan los interminables tapones provocados por los propios agentes en algunas de las principales avenidas de la ciudad capital.

No hay excusa para las agresiones, pero la AMET tiene la obligación de diseñar y aplicar un mejor sistema que el actual que ha fracasado rotundamente.

Algunas decisiones que se han tomado tienen que echarse hacia atrás, como es el caso de la Lope de Vega que ahora entapona la Abraham Lincoln.

Algunas serán medidas drásticas, pero a grandes males, grandes remedios.

Si sigue así, a la AMET no la rescatará nadie de su fracaso.

Diario Libre