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El Discurso y el Movimiento Verde

Danilo Medina no le habló a la oposición partidaria ni mucho menos a las elites intelectuales. Le habló a la gente común, a los que visitan el colmadón y de paso legitimó el movimiento verde, como ciudadanía responsable con quien compartiría la indignación.

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El Discurso y el Movimiento Verde

“Soy perfectamente consciente de que existe un clamor popular por conocer, en profundidad, lo sucedido en el denominado Caso Odebrecht en nuestro país.

Hay un clamor por conocer la verdad y por castigar a los culpables. Sé también que el pueblo dominicano desea escuchar mi posición sobre este asunto... que ha levantado la justa indignación de tanta gente”.

Presidente Danilo Medina.

Para analizar un discurso político debemos ver, no sólo su contenido, sino también el contexto en que se produce, así como su retórica. El contenido está orientado a los que piensan, la retórica, a los que sienten. Aunque ambos son importantes, demasiadas veces los sentimientos tienden a movilizar más la acción política que los argumentos.

Asumir posturas que levanten las gradas, aunque ellas no sepan porqué se levantan, es si no en sí mismo un objetivo político, un medio muy eficaz en la contienda política. Por ello, para analizar este discurso, independientemente del mandato constitucional, hay que analizar a quienes está dirigido y el contexto político. Casi nunca es para las elites. Es decir, hoy nos referiremos principalmente al componente estratégico.

El presidente Danilo Medina reconoció la indignación de la ciudadanía y la legitimidad del movimiento verde. Contrario al presidente Leonel Fernández con el tema de educación y el 4% que no supo aprovechar la oportunidad histórica, al presidente Medina sólo le faltó ponerse una corbata verde, no hay duda de que su largo recorrido político lo hace aprender hasta de los errores de los otros. Con ello dejó sin argumentos a algunos comunicadores que insistían en denostar el movimiento e incluso a algunos de sus propios seguidores no gozan de su misma sagacidad. Pero lo más importante, definió el movimiento verde como su interlocutor. No los partidos de oposición ni a ningún líder en particular. De esa forma, dejó claro que el movimiento tiene la suficiente autoridad moral y fuerza social para reconocerlo como interlocutor. Eso es un triunfo ciudadano.

El presidente Medina está en gestión de crisis. Para ello, maneja los tiempos, reconociendo que hay variables que no controla, es el caso de las informaciones que vienen de Brasil a partir del mes de mayo. Es decir, sea lo que sea que llegue desde fuera, sabe que su mejor estrategia es mantener compacto su contingente de apoyo popular.

El presidente Medina esgrimió la estrategia boschista de proponer sus grandes gestas como lucha del pueblo contra los privilegios: la justicia social contra los “tutumpotes” del 60. En esta ocasión, y al igual que lo hizo con la Barrick Gold en el 2012 que al final poco importaban los contenidos del nuevo acuerdo, sino la redención de la justicia social del pueblo dominicano, y como eso se traducía en dinero efectivo para la gestión que recién comenzaba; renegociación que apoyamos en su oportunidad.

Siguiendo la misma estrategia respecto a Punta Catalina afirmó “para aquellos que han facturado durante años al pueblo dominicano una de las energías más caras de América Latina, supondrá pérdidas millonarias... Ese, pueblo dominicano que me escucha, ese es el problema que para algunos tiene Punta Catalina... En mi calidad de Presidente de la República, mi obligación es actuar con responsabilidad y de acuerdo a los intereses legítimos del pueblo dominicano.”

Danilo Medina no le habló a la oposición partidaria ni mucho menos a las elites intelectuales. Le habló a la gente común, a los que visitan el colmadón y, de paso, legitimó el movimiento verde, como ciudadanía responsable con quien compartiría la indignación.

En términos de contenido, para decir algo que siendo poco signifique mucho, nos hubiese encantado escuchar el discurso y las acciones concretas que realizó el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski. Pero lamentablemente no lo hizo.

Ahora bien, lo que más se parece a la política es una telenovela, siempre viene en serie, episodios y segundas partes. El presidente Medina y su equipo están gestionando el tiempo. Saben que una buena estrategia no se fundamenta en una realidad, sino en una confluencia de realidades.

Este discurso tendrá segundas partes y nuevos episodios.

Nelson Espinal Baez / Associate MIT-Harvard Public Disputes Program, Universidad de Harvard.

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