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Mis amores con República Dominicana

Me duele, patria querida, lo que están haciendo contigo aquellos que se suponen son elegidos para cuidarte, para darte tranquilidad y sosiego y amor a uno por uno de tus habitantes. Siempre me he sentido orgullosa de haber nacido entre tus brazos, de que tu identidad me hiciera dominicana y de que en ese tiempo que nací y me crié fue mi educación correcta, mis pensamientos imborrables, el deber de defenderte y la obligación de que cada uno de nosotros fuera un buen ciudadano. Ahora te han tirado al abandono, te maltratan día a día, y nosotros, tus hijos e hijas que te amamos desde que nos pariste, no hemos encontrado la forma y la manera honesta de hacer que todo vuelva a ser de ti una patria digna. Bueno... hemos tratado de hacerlo, pero esos politiqueros que no hacen lo que les dijo que hicieran sus fundadores, te han tirado al abandono.

Desde que ajusticiaron al tirano, muchos creíamos que gobernaría la democracia, no habría asesinatos, robos, mala vida, persecuciones, como los hay hoy. Que habría educación social y muy buena en las escuelas y universidades, que no habría quien se llenara los bolsillos con el dinero del Estado. Pensamos que serías la Primada de América y sus ciudadanos un ejemplo a seguir por otros países. Pero no. Los gobiernos actuales han enfermado al pueblo, marcado heridas y están con una incapacidad que nos da asco. Piensan solo en ellos esos politiqueros de apaga y vámonos. Te han dejado inválida, sin que los que te queremos tanto nos sea fácil y rápido echarte para adelante.

Esos políticos que manipulan las palabras, que prometen villas y castillos y no cumplen; que hablan bonito pero con razones huecas y sin sentido, te golpean a diario. No entienden o mejor dicho, no quieren entender que lo primero es hacer lo que prometen, lo que los ciudadanos quieren, el bienestar de todos, lo legal, la protección del anciano, del niño, el buen vivir del discapacitado, de las escuelas, de las calles, el respeto a los derechos ciudadanos, la obediencia a los deberes y no modificar la Constitución cada vez que le entra en ganas.

Mi amor no te abandona Patria querida, sigo siendo tu hija, soñando con tus valles y montañas, con tus ríos que ha desaparecidos, con tus mares amplios y sonreídos, con mi apoyo a los trabajadores, al obrero que trabaja día a día en la calle, el paletero de la esquina, el que fríe yaniqueques, con esa que se levanta de madrugada a vender café, y sabrás que también mis sentimientos están contigo. Y no olvides Patria querida el cambio que hicieron los politiqueros a la fecha de nacimiento de Juan Pablo Duarte.