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Pedro Martínez en mi corazón

Este hombre es un ejemplo a seguir de la cabeza a los pies. Ha hecho su carrera de pelotero como un símbolo de lucha. Nace en Manoguayabo, dentro de una familia humilde, donde su madre salía a trabajar día tras día y Pedro y sus hermanos se quedaban solos en esa casa pobre, y cuentan que una vecina les entregaba, como desayuno, un pedazo de torta. Pero esa pobreza no fue un obstáculo en su vida. Luchó, y luchó contra los obstáculos de una forma correcta y fue subiendo y subiendo. Nunca abandonó Manoguayabo, ni a su familia, ni a su vecina, a la que cuentan que le construyó una casa en recompensa y con agradecimiento. A todos les dio las manos abiertas y su corazón cantando por todo lo que él podía y ellos necesitaban. Hizo iglesia, escuela y siempre dio a Dios las gracias por la oportunidades de abrir sus brazos.

Pedro Martínez, además de llegar ahora al Salón de la Fama, es, como hombre sencillo y correcto, un ejemplo a seguir. Ha tenido dinero con su trabajo pero nunca ha querido destacarse por eso. Continúa con su sencillez y su honradez. Y por eso debe ser un ejemplo para aquellos que en política y no-política se quieren destacar por el dinero que toman de quienes no les deben ni un centavo. Este ejemplo a seguir, la conducta de Pedro Martínez, por dentro y por fuera es una lección que se debe aprender. Su ingreso en la inmortalidad es también una cátedra para estudiarla hasta en las escuelas. Así se debe saber que aún cuando la vida se ha vestido de pobreza no es imposible llegar a la fama y llenarse de riqueza por el trabajo honrado y destacado. Él dice: Quiero servir como una muestra de esperanza, de fe, de determinación y de esfuerzo en el trabajo digno”. También quiere que la República Dominicana esté más comprometida, y da gracias a Dios por haberlo convertido en gloria.

Para mí, este hombre aprendió su camino desde niño viendo a una madre trabajar día a día sin quejarse. Aquello, supongo, era como una oración, algo que creció en su memoria, una imagen del alma, envuelta en el amor de los suyos. Para mí, Pedro Martínez es un hombre que nos ha mandado Dios para que aprendamos a actuar con humildad, buenas costumbres y que la fama llega con un trabajo día a día. Manoguayabo se ha envuelto en la Historia, y lo ha hecho este hombre. Por eso espero que los jóvenes de hoy que aspiran a ser peloteros de Grandes Ligas vean cómo lo ha hecho Pedro, y también Juan Marichal, para que paso a paso sigan su comportamiento.

¡Pedro, gloria nuestra, que Dios te bendiga! Estás dentro de mi corazón con todo mi cariño, respeto, admiración y alegría. Nos has enseñado cómo hacer la vida.

Denver, Colorado