Que la sangre no llegue al río
El pago de sobornos de Odebrecht es tan concreto que si no hay consecuencias asistiríamos a una frustración de marca mayor en lo que respecta al adecentamiento de la vida pública. Ya hay avances, pero se debe forzar para que el Gobierno exhiba voluntad política, y para que la Justicia sancione. La presión social no puede desenfocarse de ese objetivo. Hay gente que pide cabezas; que quiere ver sangre, y que tiene corruptos favoritos; también están los que desean que todo esto termine en la figura de Danilo. A lo que la presión social no puede dar respiro es al proceso investigativo; empujar en esa dirección lo más que se pueda, caiga quien caiga, como está de moda decir, aunque se trate de personajes refinados y perfumados.