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La inseguridad obliga a comerciantes a ofrecer servicios detrás de rejas metálicas

Dicen que es la única forma de sentirse un poco más seguros

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La inseguridad obliga a comerciantes a ofrecer servicios detrás de rejas metálicas
Un cliente recibe el cambio a través de rejas, en un comercio de Los Mina (JUSTO FELIZ)

SANTO DOMINGO. Ante los continuos asaltos a pequeños negocios, se hace cada vez más frecuente ver, en sectores de Santo Domingo y del Distrito Nacional, que los comercios de distintas ramas realizan sus actividades protegidos por rejas.

En muchos de los comercios que operan en sectores como el Ensanche Luperón, Villa Francisca, Villa Consuelo, Villa Juana, Ensanche Espaillat, Cristo Rey, Los Mina, Ensanche Ozama y Villa Mella, entre otros, los dependientes están separados por verjas de hierro de quienes acuden en busca de los servicios que ofrecen.

La práctica que comenzó por las compraventas se ha extendido hasta colmados, cafeterías, ferreterías, farmacias, bancas de lotería, salones de belleza, mueblerías, papelerías y oficinas de diversos servicios, cuyos propietarios y administradores dicen no sentirse cómodos al estar “como presos” pero hacen el esfuerzo para evitar ser víctimas de la delincuencia.

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Infografía
Dependientes compran en un colmado ubicado en el Ensanche Ozama (JUSTO FELIZ)

Héctor Sánchez propietario de una reparadora de calzados, ubicada en el Ensanche Ozama, dice que es difícil que alguien robe calzados, pero él prefiere mantener sus puertas cerradas, mantener a sus clientes hasta que vayan a retirarse del lugar y así estar seguro de que no pasará nada.

Ramona Quezada, que acudió a realizar compras a un colmado de Villa Francisca dijo que la seguridad adoptada por ese establecimiento beneficia a los compradores, porque “si uno está aquí y vienen a atracar, ven que no hay seguridad y quizás se arrepienten, porque si se tiran uno también puede ser víctima” expreso.

Carolina Frías, propietaria de un salón de belleza en el Ensanche Espaillat dijo que al principio le resultó difícil sentirse encerrada dentro de su pequeño establecimiento, pero ahora “me siento un poco más segura y mis clientes también, porque saben que nadie puede entrar sin que yo le abra la puerta”, manifestó.

Pablo Montero, administrador de un colmado en Villa Consuelo dijo: “No aguantaba más que vinieran personas con aspecto sospechoso y yo pensar que iban a asaltarme y no tendría cómo defenderme, pero estando de aquel lado se les puede hacer más difícil, pienso yo” relató el comerciante.

La mayoría de los comerciantes consultados manifestaron sus intenciones de colocar vigilancia electrónica en sus negocios, pero afirman que ese servicio les parece costoso.

Los comerciantes piden a las autoridades tomar medidas que les permitan realizar sus actividades con mayor seguridad y atribuyen al poco patrullaje policial la incidencia de la delincuencia en sus zonas.

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