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Donde Dios no puso... no puede haber

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Donde Dios no puso... no puede haber
Los distintos cuerpos de la mujer, hay que ser agradecido con cada tipo.

SANTO DOMINGO. A menos que usted pase por incontables horas de gimnasio o algunas bajo anestesia general en las manos de un cirujano plástico de su entera confianza, su cuerpo, como un río que fue represado, a la menor oportunidad intentará volver a su cauce original.

Piense 30 segundos en lo anterior: si Dios lo dotó de ‘huesos anchos”, siempre se verá “rellenito”. Si rebaja muchísimo, porque no es capaz de aceptar esa realidad, entonces la gente comenzará a preguntarle del tratamiento que lleva y a desearle que se mejore.

La mejor manera de tener el cuerpo con que sueña... es tomándole amor al que tiene. Cada tipo de figura tiene su manera de mantenerse. Lo importante es conocerse.

La grasa es como los bienes raíces, todo tiene que ver con la ubicación. Así que si su cuerpo tiene forma como de manzana (redondito en el centro); como de pera (más grueso en la parte de la abajo) o como un pepino (todo del mismo gordo, de la cabeza a los pies), perder peso es diferente para cada tipo.

Cuerpo de pepino

Si los estudia de cerca, notará que los pepinos miden más o menos lo mismo entre el cuello y la cadera. Si ganan peso, lo echan alrededor del medio, poniéndolos en riesgo de padecer diabetes y problemas cardiacos. Si usted es un pepino engordando, su régimen debe enfocarse en la salud tomando decisiones nutricionales que mitiguen los riesgos anteriores. La recomendación del doctor: consumir pescados, aceite de oliva, nueces, proteínas magras y carbohidratos complejos, tales como frutas, vegetales y legumbres.

Las pesas y una buena rutina de fuerza ayudarán a darle algo más de forma al pepino, alternando con “cardios” de intensidad moderada para ayudar su corazón y trabajar la resistencia.

Cuerpo de pera

Las peras tienen estrechos los hombros y la cintura, para terminar en un caderón... ahí mismo es que se va la grasa, la más difícil de perder. ¿Por qué? Porque la grasa que primero se quema es la que se acumula en el centro. Como las peras normalmente no son “barrigonas”, el cuerpo no encuentra en principio grasa que quemar. Otros esgrimen una teoría diferente: esa grasa no se va porque no se supone que lo haga, se acumula ahí para almacenar energías para criar y amamantar. Otra explicación: la celulitis que generalmente sufren las peras forman una intrincada red de tejido que hace imposible que nada pase, ni la sangre, para romper la grasa. Todo se almacena, nada sale.

Junto con unas caderas algo pasadas de moda, las peras tienen mucha suerte. Esa grasa pasiva no representa un inminente peligro para la salud, incluso puede ser beneficiosa, si algunos estudios resultan concluyentes.

Cuerpo de manzana

Las manzanas comienzan siendo redondas y anchas por arriba y van disminuyendo alrededor de las caderas. No son redondas completas... ¿se ha fijado?

La mala noticia es que acumula la grasa en todo el frente, a veces rodeando órganos importantes, aumentando el riesgo de enfermedades crónicas.

La buena noticia es que esta grasa es la que más fácil se quema, reduciendo a la mitad muchos de los riesgos mencionados, logrando disminuir únicamente el ancho de su cintura un par de pulgadas.

Como las manzanas tienden tendencia a padecer de hipertensión, tienen que cuidar mucho lo que comen y cómo lo combinan: carbohidratos complejos ricos en fibra, como las leguminosas, frutas, vegetales y granos enteros.

Los ejercicios son esenciales para mantener el organismo acelerado y para incrementar la quema de calorías. Una combinación de ejercicios lo ayudará a disminuir las pulgadas de cintura que lo convertirán en una manzana de forma rara, pero muy saludable.

Si cree que no hay cosas peores, piense que pudo haber tenido la forma de una carambola, una guanábana o un aguacate injerto... ¿La moraleja? Hay que ser agradecido...