“Perfectus Quorum”: compromiso con el buen teatro

SANTO DOMINGO. “Perfectus Quorum”, la mejor obra de teatro en mucho tiempo en República Dominicana solamente se ha podido ver tres noches. Es trágico esto: Waddys Jáquez no encontró respaldo de empresas que se anunciaran para su obra.

Pocas veces se ve tanto entusiasmo en un público como el del domingo en la noche en la parte de atrás del escenario del Teatro Nacional Eduardo Brito, con una puesta en escena irreverente y transgresora, vanguardista y valiente, que asume los riesgos del arte verdadero con la pasión de los orígenes.

Hace pocos días, en conversación con un productor teatral que dirige una nueva sala teatral comentó que a los actores dominicanos no les gusta arriesgarse, que tienen miedo, y prefieren estar en esa zona de confort que es estar en obras “cómodas” cuando los llaman. No todos son así. Los actores de “Perfectus Quorum” lo desmienten, desde María Castillo (“La Vieja Gleva”), hasta Vicente Santos (“El Rey Perfectus”), pasando por Ruth Alfonsina en la muy aplaudida “Brígida Loca”, y el performance de Héctor Matías en su “Laly Pop”, Hony Estrella con dos personajes (Mamota e Idónea) Judith Rodríguez (Piedad la Guerrera y La Francesa Ñoca), Zdenka Kalina (La Jabá y Diente frío), Cindy Galán (Ramona), o Rafael Morla como Idiota, entre otros.

Además de las actuaciones, hay que destacar los desplazamientos coreográficos, el trabajo de luces, de maquillaje y de diseño de vestuarios. Cada personaje es en sí mismo de una riqueza casi garcíamarquiana.

“Perfectus Quorum” no es estrictamente un musical, aunque tenga rap, mambo y otros géneros. Es un drama profundo que se mete en las mismas esencias de una nación, del poder, el despotismo, las dictaduras... Una metáfora sentimental y esperanzadora de una historia que es demasiado universal como para dejarla en sólo tres días de un fin de semana en la capital dominicana, cuando puede verse con éxito lo mismo en Buenos Aires que en Barcelona, en Lima que en Medellín, en Nueva York que en Moscú. Una obra que puede servir de blasón al país y que el Ministerio de Cultura debería asumir para enviarla a eventos internacionales, como parte de la marca-país cultural.

Con esta obra, Waddys Jáquez demuestra su madurez intelectual y su espíritu profundamente creativo.

Si la Ley del Mecenazgo sirviera para algo, permitiría que obras como “Perfectus Quorum” tuvieran larga vida en la escena dominicana.

La empresa de mayor prestigio del país se prestigia aún más con apoyar esta puesta en escena.

Me quito el sombrero ante ti, Waddys Jáquez que estás en las tablas.

Alfonso Quiñones