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El dilema del pan chiquito y otras variantes

“Los profesionales de la levadura” quieren mayores márgenes de beneficios

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El dilema del pan chiquito y otras variantes
El pan no es muy nutritivo por sí solo y depende de cómo se combine.

SANTO DOMINGO. Unas noches atrás tuve un sueño profético: ¡fui atacada por una horda de panes secos, duros, y que botaban aire por sus poros huecos! Me levanté sobresaltada, pero no me sorprendió leer al otro día que el “sindicato de la harina” amenazaba con subir el precio del pan… otra vez.

En mi humilde opinión, ellos fallan en la forma y en el fondo: el método que utilizan es archiconocido por el pueblo, y la marca genérica de cualquier turba organizada que quiera ganar sin sentarse a negociar con el gobierno y, en cuanto al fondo, sumarían defensores a su causa si le dieran igual importancia a la calidad de su producto, como se lo dan a sus márgenes de beneficio.

Pero de la calidad del pan no se ocupa nadie…total, nadie quiere el pan chiquito, ¿verdad?

No me da pena compartir con mis lectores que gran parte de lo que leerán a continuación fue publicado a raíz de otra amenaza de aumento del pan en noviembre del 2013. El escenario era ridículamente parecido: los mismos actores contra las mismas víctimas: los consumidores.

Los “profesionales de la levadura” amenazaron con subir el pan con la Navidad al doblar de la esquina. El gobierno no quería pleitos, y para contentar al bando enemigo, se comprometió a comprar teleras para la pascua del pobre. La solución, como vemos con la nueva escalada de amenazas, fue temporal y poco efectiva.

En lo particular, me encanta que ocurran este tipo de situaciones para ejercer mi derecho de ciudadana dominicana que paga todos sus impuestos. Puedo o no seguir comprando pan, y aceptar o no el chantaje. Esta vez depende de mí.

Vamos a hablar claro

El pan tiene obvias ventajas para los consumidores: es razonablemente económico, satisface el estómago, combina y se rellena con casi todo, y resuelve rápido cualquier ataque de hambre.

En contra: No es muy nutritivo por sí solo, y va a depender de cómo se combine. De hecho, si no fuera porque la harina para el pan de agua está fortificada con hierro y ácido fólico, no hiciera más que engordar. Casi todo el pan que consumimos se elabora a partir de harina refinada, lo que significa que la mayor parte de los nutrientes del trigo se perdieron en el proceso, y posee muchísima sal, lo que contribuye al incremento de accidentes cardiovasculares, particularmente en la población joven en riesgo de obesidad.

¿Le interesa sustituir?

Imaginemos por un momento un mundo sin pan… o tan caro que le sea imposible comprarlo. ¿Qué haría ante esa situación?

Tenemos a disposición muchas otras opciones que resultan más nutritivas, y en algunos casos, más económicas.

La avena: Pocas cosas en nuestra despensa resultan tan buen negocio en un ejercicio costo / beneficio. Considerado un súper alimento, la avena es de alto valor biológico, aporta fibra, carbohidratos complejos de absorción lenta, lípidos, vitaminas y minerales, siendo adicionalmente una excelente fuente de energía. Se conocen sus maravillosos efectos, disminuyendo los niveles de colesterol y para el control de glucosa. Ideal para estudiantes y para personas que realizan trabajos pesados y/o mentales. En esta misma línea, harina del negrito, maicenas, arroz con leche, arepas… no son comidas para niños solamente, son excelentes opciones sustitutas, de fácil preparación y a muy buen precio.

Víveres: Necesitamos carbohidratos como fuente primaria de energía, que es lo que nos aporta el pan. Los víveres tienen eso, y muchos otros nutrientes En nuestro país producimos una variedad importante con los que puede sustituir y seguir sustituyendo si escasean y encarecen por temporadas. Dos nombres sobresalen: auyama y batata. Posiblemente las más humildes, pero cuántos nutrientes aportan. Los invitamos a redescubrirlas, e incorporarlos en todo lo que pueda.

Lo que queda claro es que el consumidor dominicano tiene una oportunidad de oro de hacer valer sus derechos, y dejar clara su posición: comprar o no comprar pan siempre ha dependido de nosotros.