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“Soy como un bailarín clásico que baila hip hop”

Dice el pintor Chiqui Mendoza, quien expone “Open mind”

SD. Chiqui Mendoza se fue del Santiago natal y del país hace 9 años. En Manhattan da clases y pinta. “Tal parece que la misión de uno es enseñar”, dijo al despedirse.

“Open Mind” es su 10ma individual y se encuentra hasta el 8 de abril en el Centro Cultural de las Telecomunicaciones de Indotel (Isabel la Católica esq. Emiliano Tejera, Ciudad Colonial). La primera fue en los 80.

“En Santiago existía y existe una escuela muy tradicional y muy folclórica, apegada a todas esas tradiciones costumbristas. Luego de pasar todo ese proceso, me inicié en una pintura un poco surrealista... Entré en una búsqueda de la identidad dominicana y comencé a integrar los elementos taínos en mi pintura; los elementos africanos y españoles a la vez. A fines de los 80 hice una exposición sobre temas taínos, donde recreaba la mitología taína, pero desde una visión actual. Los cuadros se titulaban “El behíque que engaña”, etc. y por ejemplo los trueques de espejos eran espejos retrovisores. Un poco dándole esa contemporaneidad”, explicó el artista plástico.

En “Con olor a incienso”, Mendoza exploró la identidad dominicana. Integraba el elemento africano con altares, ganó premios: “Uno era “Un altar para Papá Liborio” -Liborio es una especie de Mesías dominicano-, otro de los cuadros, que está en el Centro León de Santiago, “Altar para una metresa”, de ahí para alante me endilgaron el título de brujo consumado... La metresa en este caso era la Virgen Milagrosa a la que ella era devota. A veces la gente interpreta los cuadros desde fuera”, se lamentó.

Test de Rocha

“Casualmente la exposición que tengo ahora es donde le doy libertad al espectador para que interpreten el cuadro”, manifestó.

Para Chiqui Mendoza los prejuicios de entonces, persisten todavía. “Tengo nueve años fuera del país, y no sé si la sociedad ha cambiado, pero siento que persisten los mismos prejuicios, y no quiero entrar en aspectos raciales...”, trató de explicar. “El hecho de vincular un artista a ritos y brujería, cuando lo que aborda es el tema de la magia, lo dice todo; como decía Paul Giudicelli ‘la superstición luminosa’ es decir la superstición creativa. Claro, el cuadro se convertía en un objeto de poder, de culto, y parece que en alguna ocasión la gente medio se asustaba. En otra ocasión gané un premio con un cuadro que se llamaba “El varón del cementerio”. Eran obras fuertes, figurativas-simbólicas”.

“No hemos avanzado mucho”, espetó. “Muchos artistas todavía son figurativos y tienen que contar anécdotas; algo ya tan superado en el arte. Es decir la gente tiene que ver algo, quieren interpretar qué hay ahí. Tienen que identificar eso... Esta exposición juega con eso. Está inspirada en los test de Rocha, donce cada quien es como un espejo. Por eso se llama “Open mind”. La respuesta es que no hay respuestas equivocadas en el cuadro. Cada quien tiene sus respuestas. El Test de Rocha es la via que encontré para hackear el inconsciente, porque la gente se hackea frente al cuadro, comienza a contarte y a ver cosas del cuadro, que son sus intimidades”, reflexionó quien para esta colección ha usado espejos, lona, lienzo, cuerdas elásticas (“casi esculturas”).

Su lucha

“Mi lucha es como un artista clásico que intenta hablar el lenguaje de hoy. Quiero romper con todas esas cosas. Me defino como un bailarín clásico que quiere bailar hip hop”, concluyó.

Datos
El diseño es esencial en la obra de Chiqui Mendoza. Estudió arquitectura, ha estado muy marcado por el diseño y la composición.