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Restauración
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Paul Giudicelli, el autodidacta de la pintura abstracta

El experto en conservación Ruahidy Lombert se propone rescatar tres murales cerámicos del artista

SANTO DOMINGO. La muerte a destiempo no le impidió inmortalizarse a través de sus obras. Aunque falleció a los 45 años, Paul Giudicelli dejó su legado como el padre de la pintura abstracta en la República Dominicana.

Al cumplirse 50 años de su muerte, el arte de Giudicelli, continúa siendo contemporáneo e inspirando a expertos del área.

“Traté de absorber lo que pude de ese genio, que era una persona con una sensibilidad social muy grande y con buena técnica”, expresó a Diario Libre el artista visual Thimo Pimentel, quien trabajó muy de cerca con el fallecido artista.

“Su obra era excepcional. Se apoyaba mucho en las bases de las raíces nuestras, él vivió en Jubé, que era una parte cercana a Boca Chica, y ahí había muchos vestigios de arte indígena y entonces él se nutría mucho de toda la información gráfica que encontraba”, agregó.

Paul es quien prácticamente abre la puerta al modernismo, afirma Ruahidy Lombert, conservador y restaurador de bienes culturales.

Asegura fue un impulsor del arte dominicano, un innovador, y aunque comenzó sus estudios de arte a los 28 años en la escuela de Bellas Artes y su tiempo de vida fue corto, llegó a recibir méritos por sus obras.

La pintura en cerámica fue parte de sus aportes al país. De estas obras, aunque en mal estado aún permanecen seis murales que Lombert, intentará rescatar.

“En la primera etapa vamos a intervenir solo tres murales de los seis que existen en la actualidad”, enfatizó el conservador cultural.

En el rescate de las tres obras realizarán, primero, una investigación documental e histórica, que según informa está prácticamente agotada.

“Ahora entramos a una segunda fase que es la investigación analítica e instrumental. En este proceso lo que hacemos es extraer pequeñas muestras y llevarlas a un laboratorio para ser analizada y así saber qué tipo de pigmentos utilizó el artista”, especificó Lombert.

Parte del proyecto,que se realiza con el financiamiento del Ministerio de Cultura, incluye la realización de una serie de probeta para definir el método de limpieza que se va a utilizar en los murales, como el método de intervención a nivel de reintegración cromática, de lagunas y de faltantes.

Los murales del artista oriundo de San Pedro de Macorís y que hoy hubiera contado con 94 años, se encuentran ubicados en palacios municipales de Luperón, Padre las Casas, Oviedo, San José de las Matas, Sabana de la Mar y la gallera municipal de San Juan de la Maguana.

“En Nagua la pintura acrílica del mural progresivamente se está desprendiendo; el mural cerámico de Sabana de la Mar, presenta daños por desprendimientos y eflorescencias salinas. Esto último ocurre en todos los murales y se debe a la naturaleza de los materiales que les constituyen y su exposición a ambientes que favorecen este tipo de deterioro; en San Juan, el mural de Giudicelli ha perdido nitidez en la pintura y tiene algunas piezas cerámicas deteriorada; el de Oviedo, es el que se encuentra en peor estado”, especificó Lombert.

Según el experto en conservación, el rescate de los murales situados en San Juan de la Maguana, Higüey y Nagua, los tres primeros que planea trabajar, lo hará en nueve meses y documentarán el estado en que se encuentra la obra, el proceso de la intervención y el resultado final.

Paul más allá de su profesión

Paul Guidicelli no solo era el artista. Para su sobrino José Alberto Ginebra, quien residió con él hasta los 20 años, era una fuente de inspiración.

“Ganó varias bienales en el país, siempre fue un revolucionario y anti trujillista, admiraba el 14 de Junio, jurado de varios concursos, administrador de un asilo de ancianos de la época en el país, era muy solidario con los amigos y le gustaba enseñar”, así recuerda Ginebra al “cariñoso” tío Paul.

Lo veía pintar a cualquier hora del día. Destaca sus dotes como dibujante.

“Tío Paul pintaba todo, era un dibujante natural, él tomaba cualquier cosa y la dibujaba a la perfección. Recuerdo que no tenía lienzo y en un solo cuadro pintaba dos veces. Para él arte era todo y si se tenía que abstraer de comer por pintar lo hacía”, afirma Ginebra.

Nunca abundó en dinero, sus pinturas las vendía en diez pesos. Los amigos muchas veces le regalaban el lienzo para pintar.

Paul le tenía pánico a viajar en avión, por eso, cuenta Ginebra, lo invitaron a bienales en París y en otros lados del mundo, pero él prefería enviar los cuadros. Nunca salió del país.

Recursos que utilizó

Algunos colores para hacer sus obras Guidicelli los conseguía triturando faroles de los automóviles.

“Eran faroles rojos y para aquella época eran de vidrio, entonces él martillaba eso y con eso conseguía el tono rojo. Los azules los conseguía de potes de leche de magnesia, que es la misma que usan ahora, pero el pote era de vidrio”, recuerda Thimo Pimentel.

Tenía su estudio en una primera planta en su casa y allí una gran mesa donde ponía todos los artículos que coleccionaba.

“Él hacía su propia pintura y eso lo llevó a la muerte, porque el contenido de toda esa pintura lo absorbía a través de los pulmones y le produjo un cáncer. Se deterioró muy rápido y murió en la época de la Revolución en 1965”, argumentó su sobrino.

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