“El teatro en Uruguay es muy prolífico y de gran diversidad”

MONTEVIDEO, Uruguay. La 18 de Julio es la avenida principal de Montevideo. Caminas desde el hotel y llegas fácil. La indicación me la dieron y, sin darme cuenta y en el silencio de esta ciudad, desafiando un frío espantoso, llegué a las puertas de este teatro que es historia. Desde el 2 de septiembre del 49 están abiertas sus puertas a partir de la unión de dos instituciones teatrales: La isla dirigida por Atahualpa del Cioppo y el elenco del Teatro del Pueblo.

Marcos Flack es actor y amigo. Ya lo he visto actuar en varias obras dentro y fuera de Uruguay, el diálogo se me hace fácil, es un señor divertido, de carácter jovial que sueña con venir a Santo Domingo. Es hora de que me contestes unas preguntas, le digo, es hora de que te las responda, me contesta.

¿Un café? Preferiría un Tanat, pues vamos con el vino y las respuestas.

-¿Qué hay detrás de El Galpón?

67 años de una riquísima historia artística y política, construida por nuestros grandes Atahualpa del Cioppo, Blas Braidot, Rosita Baffico, Sara Larocca, Chino Campodónico, Bernardo Galli, Ruben Yáñez... Cientos de artistas que pasaron por nuestra institución dejando su huella, su impronta. Un equipo de cuarenta integrantes actores y directores, y de 30 empleados que “renacemos” nuestro teatro todos los días.

-¿Alguna época difícil?

Sin duda el momento más difícil que ha pasado El Galpón, fue el decreto de clausura, hace 40 años, por parte de la dictadura. Además de la incautación de todos nuestros bienes: dos salas, material técnico, archivos, vestuario, instrumentos, disolvieron la institución, prohibiendo su actividad artística. Muchos integrantes se quedaron en Uruguay, tratando de actuar, participando en la militancia clandestina, conformando otros grupos, inaugurando otras salas. Otros debieron exiliarse, y conformaron en México el Teatro El Galpón en el Exilio.

-Ser hombre o mujer de teatro en Uruguay es...

Seguramente un teatrero en Uruguay es un generoso multiempleado, que combina como puede su pasión artística con su forma de sobrevivir. No habiendo sólidas políticas culturales por parte del Estado, el teatro uruguayo, que es muy prolífico, se construye sobre el ingenio, militancia, capacidad de gestión, solidaridad, talento, creatividad de cientos de personas, incluido el público.

-¿Este país es fácil o complicado?

Es complicado a pesar de su pequeñez, su poca población. Es complicado en el sentido económico, pero también en cierta idiosincrasia que tiende a la mediocridad, que se resiste a lo nuevo, o a las iniciativas destacadas, prefiere la tabla rasa. A veces, no siempre, no con todo, el famoso “Naides es más que naides” del que nos enorgullecemos tanto, nos juega en contra.

-¿Cuántas salas bajo un mismo techo?

Tres salas, la Campodónico, de 800 localidades, la Atahualpa, de 170, y la Cero, de 70.

-¿A qué le atribuyen el éxito?

Al trabajo colectivo, al apoyo de los socios, a la obligación diaria de recordar nuestra historia y tratar de hacerle honor, al talento de muchos compañeros, a la participación de El Galpón en la vida gremial, a la autocrítica dura, muy dura, pero que en muchos casos nos hace dar saltos artísticos importantes. A veces, nos hace paralizarnos, también.

-¿Cómo mantienen al público?

Tenemos tres aspectos en ese tema. Uno, son los socios. Tenemos un sistema de socios hasta ahora único, Socio Espectacular, que recoge la experiencia común en Uruguay, de personas que se asocian a un proyecto aportando un dinero mensualmente. Actualmente tenemos 25 mil socios espectaculares, que pagan una cuota del valor aproximado de una entrada teatral, y pueden ver todos los espectáculos nuestros, y los de otros teatros, incluso de la Comedia Nacional, además de otras opciones culturales y deportivas. Además tenemos la Extensión Cultural, que tiene mucha importancia en la formación de públicos, pues atiende la programación para escolares y estudiantes, sindicatos, público del resto del país, etc. Y por último, la taquilla.

-El Galpón y sus actores viven de...

La gran mayoría vive de otras cosas: hay maestros, psicólogos, profesores de secundaria, empleados públicos, bancarios, jubilados, docentes de teatro, . Hay un grupo de 7 integrantes que tenemos un empleo fijo en El Galpón, en tareas administrativas, y otros que reciben una compensación por un trabajo “zafral”, también en la gestión. Nuestro trabajo artístico es remunerado a través de viáticos por función o ensayo realizado.

-El teatro en Uruguay es...

Muy prolífico y de gran diversidad también. Hay cosas de gran nivel y otras no tanto. El nivel en general es muy bueno.

-¿Qué les falta que les sobra?

¿A El Galpón? Nos falta siempre dinero y tiempo. Nos sobran ganas, creatividad, ideas.

-¿Cuántos directores, cuantos actores y actrices?

Hay cuatro o cinco directores, que también son actores. 18 actrices y 15 actores.

-¿Hacen todo tipo de teatro o solo uruguayo?

Todo tipo: clásicos, autor nacional, latinoamericano, norteamericanos, creación colectiva.

-¿Alguna escuela de formación dentro?

Este año reabrimos escuela, luego de más de diez años desde el último egreso. Son 32 estudiantes, que iniciaron una escuela intensa, con clases todos los días, cinco horas diarias, y tres años y medio de duración. Hicimos este llamado especialmente para buscar estudiantes que quisieran ser galponeros, o sea que además de su formación artística y técnica, tienen preparación para convertirse en integrantes de la institución en un futuro.

-El futuro del teatro...

Bueno, viendo cómo ha sido la historia en 67 años, suponemos que seguiremos luchando por mantenernos, crecer, crear. Es una historia de lucha, imaginamos el futuro así. Juntos, apostando al trabajo colectivo, organizado.

-¿Éxitos y fracasos como los reciben?

Somos muy buenos para castigarnos a nosotros mismos, de modo que los éxitos siempre son relativos, y los fracasos son absolutos. Aunque lo digo en broma, es un poco así. Ya lo dije anteriormente, los galponeros somos los primeros críticos de la actividad del grupo. Muchas veces, esto es bueno, porque nos ayuda a ver los errores y tratar de no volver a cometerlos. Pero a veces, nos lleva a paralizarnos. Supongo que todo grupo humano, unido por objetivos comunes, llega a ser muy complejo. Riquísimo, y complejo.

Freddy Ginebra