La poesía se vive en la FIL
Cuatro poetas latinoamericanos se reunieron para celebrar la poesía y su vibrante poder en el II Circuito Internacional de Poesía.
Maripily Menéndez
La noche del viernes 23 hasta en las calles de la feria se llenaron de versos, que salieron como esparcidos por una fuerza invisible desde la Sala Aída Bonelly de Díaz del Teatro Nacional. A las 8 de la noche en el lugar mencionado se reunieron cuatro poetas nacionales e internacionales con el motivo de la segunda noche del II Ciclo Internacional de Poesía de la Feria del Libro 2016, y el grupo estuvo conformado por Ramón Cote Baibar, de Colombia, Yrene Santos, dominicana radicada en los Estados Unidos, José Acosta, dominicano nacido en Santiago de los Caballero y residente en los Estados Unidos, y Bismar Galán, de Cuba y residente en la República Dominicana.
“Iniciamos el año pasado este circuito con toda la fe en la poesía”, fueron las palabras que dijo Valentín Amaro, director General del Libro y la Lectura, en sus palabras de bienvenida, “Les doy una calurosa bienvenida a todos ustedes amigos de la poesía que están aquí esta segunda noche”.
Iniciando por Bismar Galán, los poetas fueron desdoblando las estrofas, rimas y versos que llevaron en papel. “Quiero comenzar con una especia de plegaria”, expresó el poeta cubano al llegar al podio, “Es una décima, y se llama Primer Reto”.
Ven, señor, como latido de campana/dame un sol, un retazo del crisol no bastará si te pido/La senda que se ha perdido/mieses para la mañana de mis pasos/ ven, emana por la marea o la orilla/ descubre que en la semilla/sí tus cielos se desgranan.
Yrene Santos, con indecible desenfado, continuó con piezas de poesía que invocaban tiempos pasados. “Estoy muy feliz sobre todo por compartir con todos ustedes que han dispuesto de esta noche para escuchar nuestros trabajos”, expresó. Y luego continuó con su poema “Empiezo a envejecer”, que recitaba, entre otras líneas:
Empiezo a envejecer, y no me reconozco ante el espejo/solo objeto y sujeto de un pasado que me miente/ aguijoneada de amapolas en mi cuello/lloro risas, aspavientos/ Recuerdo los bambúes que a la una y catorce despojaban mi otro yo dejándome despierta/ Una interrogante que se vuelve en miles en mi boca/ no llego a pronunciar.
Y así en el transcurso de dos rondas cada poeta fue haciendo su respectiva intervención, cada uno expresando lo que el momento le permitiera expresar. Los presentes escuchaban atentos el pasar de cada verso, en una verdadera noche de poesía.
Maripily Menéndez
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