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Cuando arte y madurez se llaman Maridalia Hernández

Con un éxito enorme, arrolla en Escenario 360

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Cuando arte y madurez se llaman Maridalia Hernández
Maridalia Hernández, con la voz intacta y madurez artística absoluta (ALFONSO QUIÑONES)

SANTO DOMINGO. “El mundo está lleno de gente/ que quiere volver a cantar...” entonó Maridalia Hernández mientras salía por una de las patas del escenario y el público aplaudió y la recibió de pie. Fue el primer aplauso de dos horas y medias de coros y ovaciones y Arte con mayúsculas, al cual hay que abrirle el alma cuando nos aborda.

“Un público lleno de amigos”, reconoció la artista y bebió agua. Se pasó toda la noche bebiendo agua. Saludó a su nutrióloga y a algunos de los presentes: “Voy a pedir disculpas a una parte del público para decirles que hace unos añitos, durante la primera gira de 440 a NY, nos tocó asistir a la premiere de Ritos de primavera de Stravinsky. No le habíamos dado mayor importancia y habíamos pasado el día de compras, así que nos fuimos derecho y en jeans. Compartimos la fila con Calvin Clane, Liza Minelli, Barbara Streisand. Y nosotros con nuestros jeans. Bien, a esa parte del público que vino así, quiero decirles que aquí están nuestros Calvin Clane, Liza Minelly, Barbra Streisand... Siéntanse bien no por mi, sino por ellos!”.

Tras el primer samba-jazz, expresó con toda maldad el bolero cha Quiéreme otra vez, de Tony Vicioso, en arreglo de big band en los metales y esa guitarra que teje brocados por Federico Méndez. El sonido bien ecualizado todo el tiempo.

Enseguida el merengue “Nuestro amor” (...una cópula infinita). Cecilia García que mira cómplice a Carlos Espinal. Maridalia con la voz intacta.

“La noche se sintió de fiesta...”, una salsa. Y luego un bolero filing con Qué te pedí, de Fernando Mulens, pero un Qué te pedí dicho con las vísceras. Coro general del público la respaldó. Yadira Morel casi lloró de la emoción y le daba por la espalda a Leonel Lirio, que le gritaba algo a Willy Hasbún.

Entonces salió Xiomara Fortuna cantando Drume negrita, el antológico afro de Eliseo Grenet, pero en fusión con rock. Voces bien montadas. Luego decidieron rendir tributo a Sonia Díaz y Luis Díaz. “Andrecito Reina”. ¡Grande la Fortuna! A esas alturas Cecilia García no paraba de llorar. Había como un tiriquito único en todo el público. Porque Andrecito Reina es como una novela garciamarqueana con música del inolvidable indagador de esencias que fue Luis “El Terror” Díaz, un duende jiribilloso que le ocurrió a este país. Cuquín Victoria, a todas luces, estaba visiblemente emocionado.

“Las tardecitas de Buenos Aires tienen ese... Viste?”, comenzó una antológica Balada para un loco con letra de Horacio Ferrer y la música genial de Astor Piazzolla. Con ella Fidel López, el productor y escenógrafo, iba diciendo el memorable texto, porque ahora andaban Borges y Olga Orozco y Gianni Sicardi, entre el público, a pura poesía.

Pico de calidad en el concierto

El espectáculo, in crescendo, demandaba público de pie. Y así fue, de pie la ovacionaron en el momento más cumbre. Luego felicitó a Fidel López porque su cumpleaños había sido el viernes.

¿ Qué podría ir después de la obra maestra de Astor Piazzola? Debió ir una respiración, diez minutos de parada. Pero no, Maridalia cantó Te ofrezco, y después arremetió con aquello que dice ”Soy culpable de amarte con locura”.

A Yadira Morel dedicó el “Para quererte”, de José Antonio Rodríguez (llegó dos minutos después), con coro del público y de la propia Yadira. Y al final Iván García le gritó “¡Te amo!”, ocasión en la que aprovechó ella para pedir ovación de pie para el Gran Soberano, con quien debutó en el teatro en el Quijote.

Nairobi y Misael, ella solista de Retro Jazz y él director de Test a Tes, interpretaron Amor de conuco.

Después jazz. Y bossa nova: Mas que nada, de Sergio Mendez y Brasil 66: y el público pidió que subiera Cecilia García. Y Cecilia subió porque se caía de la mata que ese tema ella lo hacia como uno quería. Que al César lo que es de César y a Cecilia lo suyo. Y Cecilia tuvo que cantar también “Eu sei que voi te amar”(de Vinicios de Moraes y Tom Jobim), con ovación, de pie.

“Devuélveme mi show”, pidió en broma Maridalia y para cerrar su espontánea participación Cecilia anunció el 1 de octubre en la Sala Ravelo con “Olivia y Eugenio”.

“ Señores, estamos en un cuarto de música”, dijo Maridalia: saludó a los cantantes líricos Mario Martínez, Pura Tyson y a Eduardo Tyson, su padre, quien fuera cantante de La Voz Dominicana.

Midley de boleros: “ni tu para mi, ni yo para ti...”; Solamente una vez; “Suave que me estas matando...”; Reloj; “sin un amor no hay salvación”; y presentó la banda maravillosa que la secundó: metales: Carlos Torres trombón, trompeta Máximo Nuñez, saxo Naya (encinta); congas Joel Ramírez y Miguel Montaz pailas, Ezequiel Francisco, batería; teclados Emil Pimentel, guitarra prima Federico Mendez, bajo Anthony (estudiante del Conservatorio), piano y dirección musical Leo Pimentel (público de pie). Una espléndida producción de Joaquín Geara para Escenario 360.

Qué noche inolvidable! Dijo y se despidió con lagrimas negras. De ñapa: Yo vivo enamorao, de Camarón de la Isla. Luego saludó a Jochy Sánchez y cantó Santiago, el tema adaptado por ella y Juan Luis de Agliberto Alvarez.

Un concierto inolvidable, el mejor de Maridalia que he visto en los últimos años. ¡Que se repita! Y que siempre cuente con el hombro de Geara.

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