Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Actualidad

El gran legado de Brooke Astor, a subasta

Expandir imagen
El gran legado de Brooke Astor, a subasta
Brooke Astor

Nueva York- El legado de la millonaria y filántropa neoyorquina Brooke Astor, que incluye obras de arte de Canaletto o Tiepolo, suntuosas joyas o mobiliario de dos de sus residencias, saldrá a la venta el 24 y 25 de septiembre en una subasta organizada por Sotheby's en la Gran Manzana.

"Astor es legendaria por su estilo, gracia y filantropía, y esta colección es una muestra de su estilo de vida y de cómo se rodeó de belleza y de las múltiples cosas que le apasionaban", aseguró  a Efe Elaine Whitmire, directora de la subasta, en la que se pondrán a la venta hasta 1.500 objetos de la millonaria neoyorquina (1902-2007) y que se exponen al público desde hoy.

Esta extensa colección, que incluye pinturas, dibujos, esculturas, muebles, libros o joyas, fue reunida por Astor a lo largo de su vida en el lujoso apartamento que tenía en Park Avenue, en el que recibió a presidentes estadounidenses, dignatarios extranjeros y otras personalidades de la alta sociedad, y en su finca de Holly Hill, en el condado de Westchester (Nueva York).

Algunas de las piezas más destacadas son obras de arte como un dibujo del paisajista veneciano Canaletto (1697-1768), que podría alcanzar los 500.000 dólares, varias pinturas de Tiepolo (1696-1770), una de las cuales está valorada en hasta 400.000 dólares, mismo precio por el que podría venderse el cuadro "Sitting on the Rocks" del postimpresionista Maurice Prendergast (1858-1924).

Una de las grandes pasiones en torno a las que orbitó la vida de la filántropa fueron los animales, de lo que constituye cumplida muestra una colección de hasta 75 pinturas de los siglos XIX y XX cuya temática son los perros, los cuales se hallan representados asimismo en esculturas de bronce o innumerables figuritas de porcelana.

"Era una mujer de muchas pasiones, y tuvo perros toda su vida", remarcó Whitmire.

A esto se suma su nutrida biblioteca, un juego completo de maletas y baúles, cubertería de plata, una vajilla cuyas piezas adoptan la forma de lechugas, mobiliario francés e inglés de los siglos XVIII y XIX, figuras lacadas de la dinastía china Qing, adquiridas los años que vivió en Pekín junto a su padre, el general John Russell, así como su fastuosa colección de joyería.

Las alhajas, atesoradas en las décadas de 1950, 1960 y 1970, incluyen diseños de las más renombradas casas de joyeros de la época, como Cartier, Tiffany & Co., Bulgari, Verdura, David Webb o Van Cleef & Arpels, y cada una está concebida para ser lucida en la ocasión idónea, ya que, según palabras de la propia Astor, no quería parecer "una vieja dama desaliñada".

"Tanto si subo a Harlem, como si bajo a la calle Seis, y no estoy vestida elegantemente o llevando mis joyas, la gente siente que les estoy tratando con condescendencia. Ellos esperan ver a la señora Astor, y no tengo intención de decepcionarles", aseguró la acaudalada filántropa, que murió a los 105 años.

Entre estos artículos de joyería sobresale un collar de esmeraldas y diamantes tasado en hasta 350.000 dólares, un anillo engastado con las mismas gemas, de 150.000 dólares, o un broche de diamante, coral y rubí, con forma de león, inspirado en las esculturas que custodian la entrada de la Biblioteca Pública deNueva York.

Precisamente, esta institución será, junto al Museo de Arte Metropolitano, la biblioteca Pierpont Morgan, el Animal Medical Center o las escuelas de Nueva York, una de las beneficiarias de la recaudación que se obtenga con esta subasta.

Astor recibió su apellido de su tercer marido, Vincent, hijo y heredero de la fortuna de John Jacob Astor, un exitoso empresario que perdió la vida en el hundimiento del Titanic en 1912.

La altruista multimillonaria llegó a afirmar que sentía que se había convertido "en un monumento público", debido a la preeminencia que disfrutó en la alta sociedad neoyorquina, donde se codeó con los Kennedy o los Rockefeller y se hizo célebre por sus generosas obras de caridad y su compromiso con causas benéficas.

Después de su muerte, su herencia fue motivo de gran polémica, y en 2009, su único hijo, Anthony Marshall, fue condenado a tres años de cárcel por haber robado y estafado a su madre en sus últimos años de vida, cuando ella padecía alzheimer. EFE