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A bordo del USS Underwood

A BORDO DEL USS UNDERWOOD (AP) - La tripulación del USS Underwood aguarda.

En algún punto del amplio mar que rodea a esta fragata de la armada estadounidense, una lancha de narcotraficantes surca las aguas llevado droga a Estados Unidos. El buque tiene como misión detener ese flujo ilegal, y para los marineros eso implica largos días de aletargada espera, vigilando el horizonte atentos a cualquier actividad ilegal.

Los marineros ocupan el tiempo con sus quehaceres cotidianos, entrenamientos para todo tipo de circunstancia, como un ataque terrorista o un disturbio en puerto. De noche, los duermen en camarotes tan estrechos que apenas pueden darse la vuelta para acostarse de lado.

Cada misión dura seis meses, y uno de los acontecimientos más esperados es el entrenamiento especial que requiere ser rociado con gas irritante.

"Es como ser policía de un pequeño poblado, uno pasa días o semanas y sin que pase nada", dijo el capitán del buque, Peter T. Mirisola, tras hacer ejercicios en el gimnasio a bordo.

Súbitamente, sin aviso, algo ocurre. La tripulación detecta una lancha en aguas cercanas y el barco la persigue. En ocasiones, el barco ha detenido a narcotraficantes con paquetes de drogas valoradas hasta en 25 millones de dólares.

En octubre, el buque de 30 años de antigüedad patrullaba en el Mar Caribe cerca de Panamá, como parte de una misión multinacional para luchar contra el tráfico de droga en ambas costas del istmo centroamericano.

Desde que zarpó con sus 260 tripulantes en abril del 2012, el barco ha estado en Panamá, Perú, Chile, Colombia, Jamaica, Trinidad y Tobago, las Antillas Holandesas y la Bahía de Guantánamo en Cuba. El Underwood es el barco de combate más antiguo de la armada estadounidense, pero ya no porta misiles. En realidad, esta es la última misión del Underwood, pues estará entre 10 buques de la armada estadounidense que serán retirados a comienzos del año entrante.

Para muchos marineros, la vida en alta mar es la única que han conocido desde hace años.

Reciben alimentos calientes tres veces al día: los miércoles hay hamburguesas y los sábados alitas de pollo y pizza. Pueden ver eventos deportivos por televisión, e incluso películas. Pueden hacer ejercicios o trotar en la cubierta, flanqueados por el cielo interminable y la enormidad del mar.

Tienen tiempo de sobra para pensar, para extrañar a sus esposas, sus hijos, sus seres queridos, que atrás se quedaron, en lugares como Mayport, Florida, el puerto de casa del Underwood.

Algunos marineros, como el peruano Paolo Camogliano, tienen a sus seres queridos aun más lejos. Para consolarlo, en honor del Día de la Armada Peruana, la tripulación le hizo una torta con los colores rojo y blanco de la bandera peruana.

El marinero Brian Stankowitz dijo que se había incorporado a las fuerzas armadas para luchar en Irak o Afganistán.

Apoyado en la baranda del barco, Stankowitz, oriundo de Nueva Jersey, dijo que sentía que era su deber ayudar a hacer al mundo un lugar más seguro.

Copyright 2012 The Associated Press.
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