Ataque en Irak centra atención en lesiones cerebrales
A diferencia de las lesiones físicas, como quemaduras y pérdida de extremidades, el traumatismo craneoencefálico no es obvio y es difícil de diagnosticar
La atención prestada a las lesiones cerebrales sufridas por soldados estadounidenses en un ataque este mes en Irak es un ejemplo de la consideración esporádica que merece esa herida de guerra invisible, que ha afectado a centenares de miles en las últimas dos décadas, pero no es completamente entendida.
A diferencia de las lesiones físicas, como quemaduras y pérdida de extremidades, el traumatismo craneoencefálico no es obvio y es difícil de diagnosticar. El impacto pleno pudiera no ser evidente por un tiempo, y varios estudios han mostrado el vínculo entre las lesiones cerebrales traumáticas y los problemas de salud mental. No pueden ser desestimadas como “dolores de cabeza” _ la frase usada por el presidente estadounidense Donald Trump al decir que las heridas sufridas por los soldados en Irak no eran necesariamente graves.
“El TCE es una lesión grave y no se lo puede tomar a la ligera”, dijo William Schmitz, comandante nacional de Veteranos de Guerras Extranjeras. “Se sabe que el TCE causa depresión, pérdida de memoria, dolores de cabeza graves, mareos y fatiga”, a veces con efectos duraderos.
La organización llamó a Trump a disculparse por sus “erróneos comentarios”.
Pentágono aumenta cifra de soldados heridos por ataque iraní
Trump minimiza gravedad de heridas por ataque de Irán
El representante demócrata Bill Pascrell, fundador de un grupo especial del Congreso sobre lesiones cerebrales, acusó a Trump de mostrar “una clara falta de comprensión de los devastadores impactos de las lesiones cerebrales”.
El Pentágono dice que a 50 soldados se les diagnosticó traumatismo craneoencefálico causado por el ataque iraní con misiles el 8 de enero contra una base militar en Irak en la que estaban tropas estadounidenses. Esa cifra podría aumentar. Nadie murió en el ataque, que fue en represalia por el asesinato del general Qassem Soleimani, el militar más poderoso de Irán y líder de la paramilitar Fuerza Qud, en un ataque estadounidense con drones en Bagdad.
Los detalles sobre las lesiones estadounidenses no han sido revelados, pero el Pentágono dijo el martes que 31 de los 50 a quienes se les diagnosticó TCE se habían recuperado suficientemente para regresar al servicio activo. No se informó sobre la gravedad de los demás casos.
El Pentágono solo anunció los primeros casos confirmados más de una semana después del ataque iraní, cuando dijo que se trataba de 11 casos. El asunto cobró más importancia en momento del ataque iraní porque se consideró que influía en la decisión estadounidense de si contraatacaba o no, arriesgando una guerra con Irán. Trump optó por no responder y Teherán indicó que su ataque era suficiente por el momento.
La atención al TCE comenzó claramente, para las fuerzas armadas estadounidenses, en los primeros años tras la invasión a Irak en el 2003 para derrocar el régimen de Saddam Husein. Su caída llevó a una insurgencia que desconcertó a los estadunidenses con bombas toscas pero devastadoramente efectivas a la vera de los caminos. Los sobrevivientes sufrieron no solamente heridas físicas graves sino conmociones cerebrales que, junto con el trauma sicológico, se volvieron las heridas invisibles de la guerra.
“Durante generaciones, las lesiones traumáticas cerebrales del campo de batalla no fueron entendidas y a menudo ignoradas”, dijo la senadora demócrata Jeanne Shaheen.