Dificultades para una mediación en crisis electoral
El país no cuenta con una figura relevante dispuesta a fungir de mediador
Resalta en medio de la actual crisis del proceso electoral la reducida capacidad de mediación con que cuenta el país para lograr un acuerdo nacional que facilite el final de esa crisis antes del venidero proceso electoral.
En casos similares, hasta ahora, disponíamos de figuras relevantes dispuestas a mediar. La salida del escenario de figuras como Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez y monseñor Agripino Núñez Collado ha generado un vacío momentáneo. La nación aparece sin líderes que pudieran convocar a los jefes de sectores en conflicto y ponerlos a dialogar.
El expresidente Hipólito Mejía propuso a Núñez Collado como mediador en la actual crisis que afecta al país. Sus limitaciones de edad impiden al sacerdote dar ese paso. El llamado de Mejía no fue bien recibido por diversos estamentos sociales. No cayó bien.
El martes, 25 de febrero, la prensa nacional destacó un comunicado suscrito por 97 asociaciones empresariales, sindicatos, academias, grupos de la sociedad civil, en el que llaman al liderazgo político nacional para que, “con la madurez que ameritan las circunstancias, suscriban un gran acuerdo que recoja los compromisos necesarios para que se respete el voto y así garantizar la plena democracia”.
El presidente Danilo Medina, en su discurso de rendición de cuentas anual, el 27 de febrero, ante la Asamblea Nacional, obvió el tema, pese a que abordó la suspensión de elecciones, una parte esencial que ha generado la crisis que se comenta. Medina, también había conversado con el CONEP sobre el asunto y había suscitado algunas expectativas.
Todo indica que no hay una figura pública que garantice que la firma de un pacto por la diafanidad de las elecciones, entre otras demandas planteadas, luego del fracaso de las elecciones municipales del 16 de febrero.
Ante esa ausencia se requiere que los partidos, como principales actores del proceso político, sean quienes lideren el consenso para garantizar la firma del acuerdo. Esto, sin desechar la buena voluntad puesta de manifiesto por los líderes de los grupos de empresarios.
El escenario es propicio para que las formaciones políticas, conjuntamente con el liderazgo social del país, asuman busquen y encuentren un acuerdo que propicie Ia salida a la actual crisis post electoral y fortalezcan la democracia.
Una pregunta clave, en todo esto, parece ser: ¿Leonel Fernández y Danilo Medina acudirían a esa cita, para enfrentarse cara a cara, y disponer de la hombría y sensibilidad social necesarias para facilitar las cosas, ya que son protagonistas esenciales en la cuestión?