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Un esperado triunfo

El triunfo de las Estrellas Orientales es producto del buen trabajo en equipo

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Un esperado triunfo
Fernando Tatis III y José Sirí sostienen el trofeo conquistado por las Estrellas Orientales (MARTÍN CASTRO)

Por años había esperado un triunfo de las Estrellas Orientales en el torneo nacional de béisbol profesional, pues la última vez que ganaron, en la temporada 1967—1968, era un tiguerito y no lo disfruté.

Pacientemente cada año tenía la esperanza de que fuera el “Año Verde”, como dicen, pero el miércoles pasado eso se cristalizó, por lo cual no oculto mi jubilo y conmigo todo el país, pues los estrellitas tenemos una gran capacidad de valencia para aceptar a todo el mundo como sucedió con el aliento que recibimos y las buenas vibraciones que nos ayudaron a ganar.

Sin embargo, una gran lección debemos extraer los dominicanos del triunfo de las Estrellas Orientales: el trabajo en equipo, la unidad de propósito, el interés de cada uno de sus integrantes en convertirse en un pequeño engranaje para echar andar la gran maquinaria paquiderma.

Siempre se necesita de un equipo así en donde todo el esfuerzo de cada uno de los peloteros y de su gerencia empuje hacia un solo lado: la búsqueda de la victoria. Eso se vio en el “punta a punta” que hicieron los orientales, pues se ganó la serie regular, la serie semifinal y serie final.

Mi abuela, Victoriana Hernández, en la década del 1970 en el batey Santa Fe, donde regularmente pasaba mis vacaciones escolares, del otrora ingenio Santa Fe, me decía mientras escuchaba el estruendo de las locomotoras que arrastraban los vagones cargado de caña hacia la central, que las Estrellas no triunfaban porque tienen como símbolo un elefante que ella consideraba un animal muy lento. En su momento creía lo del paquidermo.

Después yo mismo rompí con esa creencia y consideraba que el elefante es un animal fuerte, de esos que no bajan la guardia a pesar de su mansedumbre y que con su fuerza de podía vencer a cualquier rival.

Bastaron varias décadas para ver como ahora cristalizar el triunfo, que no es solo una victoria de los petromacorisanos y de lo de la región oriental, si no de todo el país, porque hay fanáticos de las Estrellas en toda la geografía nacional.

Por eso, entiendo los estallidos de alegría que desde anoche escucho por las calles y veredas, por campos y ciudades del país que produce celebrar ese gran triunfo frente a un gladiador que, como los Toros, también merecía la victoria, pero las Estrellas jugaron mejor.

Todo el crédito a la sabía e inteligente dirección de Fernando Tatis, el manager que supo unir los talentos y ponerlos a trabajar en dirección del triunfo, a Junior Lake, de Yudeyki Mayá, José Sirí, Jumbo Díaz, Miguel Sanó, Héctor Giménez, Daniel Mayora, Emilio Gustavé, Fernando Tatis III, Héctor Sánchez, Jasmany Tomás, Gustavo Núñez y otros cuyos que ahora se me escapan y se entregaron con pasión y ahínco en el terreno de juego, donde lo dieron todo por el todo.

¡Vivan las Estrellas Orientales!

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