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La Barquita
La Barquita

El Ozama baja presión y se lleva preocupaciones

Algunas familias han retornado a sus hogares; reubican más en La Barquita

14

son las familias que todavía quedan en la Iglesia San Lorenzo en Los Mina Viejo

SANTO DOMINGO ESTE. Con el descenso del caudal del río Ozama comenzó a bajar el fin de semana la presión y las dificultades de las familias afectadas desde inicio de la semana pasada por causa de los efectos del huracán Matthew.

En el barrio “La Lata”, perteneciente a la Vieja Barquita, y donde un grupo de familias conviva con sus ajuares en un callejón porque el río inundó sus viviendas, La Unidad para la Readecuación de La Barquita y su Entono (Urbe) trasladó la mayoría a su nuevo hogar.

Quedan unas seis o siete familias a la espera del trasladado como se tenía contemplado, pero las autoridades les prometieron que este lunes serían llevados a su nuevo hogar.

En La Barquita Norte, la gente comenzó a retornar a sus casas, luego que desde el pasado martes las aguas del Ozama los estaba empujando con la crecida de sus aguas.

Miguel Félix dijo que el nivel del agua bajó en un 90%, pero muchas de las familias tienen sus colchones y demás ajuares mojados.

Cuenta que se sienten huérfanos porque solo los comedores económicos les han dado la mano llevando alimentos cocidos a las familias.

“Da pena que en l condiciones en que estamos viviendo aquí no haya aparecido una colcha ni alimentos crudos ara cocinar, y que por los menos a los que se les dañaron todo sus ajuares que vengan en pos de eso , nadie a aparecido al respecto, estamos huérfanos de autoridad, el señor alcalde vino y visitó varios barrios, pero aquí no vino”, sostuvo.

Manifestó que entiende que están dentro del proceso de desalojo unas 98 familias de un total de 105 que viven en condiciones de peligro, pero que mientras tanto requieren de ayuda.

En la iglesia San Lorenzo conviven 14 de las 17 familias de La Ribera del Ozama que estaban en calidad de refugiados el pasado viernes. Aunque las aguas de sus casas comenzaron a salir, que la mayoría todavía mucho lodo.

El sacerdote de la iglesia pidió a las familias es espacio porque dentro del templo se imparte clases a niños de primaria y sugiere que las personas sean trasladas a otro lugar.

Pero lo ocupantes rechazan marcharse y denunciaron que la noche del sábado les apagaron las luces y se llevaron los abanicos.

Zunilda Martínez Ferdaris Sánchez advierten que no se irán del lugar hasta que les busquen una solución definitiva a su problema porque cada vez que llueve mucho tienen que salir huyéndole al río

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