Mal olor del vertedero Duquesa afecta la salud de residentes en la periferia

SANTO DOMINGO. Las afecciones de asma y otros problemas del sistema respiratorio se han incrementado en las poblaciones circundantes al vertedero Duquesa, ubicado en Santo Domingo Norte, debido al mal olor que despide el basurero, sobre todo en horas de la noche y la madrugada.

Residentes en sectores como Jacagua y Los Casabes explican que desde las seis o siete de la noche se incrementa el hedor, lo que afecta la salud de la gente, especialmente la de los niños y ancianos.

En lugares más distantes como Arroyo Hondo, Cuesta Brava y otras zonas residenciales, tampoco escapan al mal olor.

Vertilio de la Cruz, habitante de Los Casabes, entiende que al parecer la brisa dispersa el hedor en horas de la noche y la madrugada, pero que, además, en el caso de su sectores, los camiones que pasan por la carretera también dejan una estela de mal olor a podrido.

“Los niños sufren muchos de asma y los pulmones, parece que es la brisa que se mueve más de noche, tal vez los tractores mueven basura de noche y eso hace que haya más mal olor”, dice.

Marino Magallanes es otro afectado y afirma que con frecuencia tienen que llevar a los niños a los centros de salud porque se “aprietan del pecho” .

Una joven, que no quiso identificarse, dice que no percibe el mal olor, a pesar de que vive cerca del vertedero, porque “están inmunes”. “Ya nosotros, los que siempre hemos vivido aquí, no nos damos cuenta, eso son los allegados que se dan cuenta, nosotros siempre hemos vividos en medio de ese vaho”, afirma.

Luis Mercedes y Elías Lebrón viven a varios kilómetros de Duquesa y cuentan que es fuerte el mal olor desde que “comienza a caer” la tarde.

“Es un mal olor a las dos cosas: a humo y a basura, eso no deja a uno tranquilo”, se queja Mercedes.

Un representante del vertedero dijo que desconoce el problema y aclaró que, si se produce mal olor, no es por la remoción de basura de noche porque en el vertedero se cierran las operaciones entre las seis y siete de la noche.

Adalberto de la Rosa