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Río Ozama
Río Ozama

Retos de la limpieza del río Ozama y su paisaje costero

Retos de la limpieza del río Ozama y su paisaje costero
Problema desechos sólidos en el Ozama podría resolverse.

Cada vez con más frecuencia, la prensa diaria informa sobre la deplorable situación ambiental en la que está el río Ozama. Una de las aristas que ahora se enfoca de este problema es la presencia de grandes cantidades de desechos sólidos, mayormente plásticos, llegando a sus aguas. Pese a la recurrencia del problema, no se conoce de por lo menos un plan inicial que trace un sendero para restaurar nuestro río capitalino

Sin ser esto una propuesta de investigación relacionada a este problema ambiental, aquí se presentan algunas ideas medulares sobre una eventual restauración del río Ozama y la manera en que debe de ser gestionado con el propósito de que los lectores tengan una idea sobre la magnitud de este problema y la manera en que debe ser tratado.

El contexto geográfico ubica al río Ozama en la zona tropical de nuestro planeta que alberga a la mayoría de los países en desarrollo. Desgraciadamente, las grandes ciudades de la mayoría de estos países poseen unas infraestructuras de alcantarillado obsoletas, deficientes, o simplemente inexistentes. En esas condiciones, las aguas contaminadas llegan sin ningún tipo de tratamiento a los ríos que eventualmente las transportan al mar. En otros casos, el origen de este problema es el desparrame urbano (urban sprawl) que propicia el asentamiento desorganizado de ciudadanos en áreas carentes de infraestructura para el tratamiento de sus aguas residuales. Mayormente, esas comunidades generan una contaminación difusa, lo que dificulta su ubicación y tratamiento.

Probablemente, la contaminación por desechos sólidos presentes en el río Ozama sea el más obvio y fácil de resolver de todos los problemas que abruman a este río; menos evidente pero más difícil de corregir es la contaminación mimetizada con el agua, sedimentos y que además emprende rutas complicadas que integra procesos biológicos, geológicos y químicos actuando en diferentes escalas de tiempo y espacio.

Como resultado del desparrame urbano y los esfuerzos por aumentar la producción de alimentos en los países tropicales, hace alrededor de dos a tres décadas que altas cantidades de contaminantes, específicamente de nitrógeno y fósforo, llegan a los ambientes acuáticos. Esencialmente, para restaurar un río cuya cuenca está afectada por una urbanización desorganizada y actividades agrícolas se estudia la dinámica del nitrógeno y fósforo, es decir los procesos que transforman estos elementos en el ambiente acuático. Estos nutrientes están presentes en las aguas domésticas y de escorrentía provenientes de campos agrícolas tratados con fertilizantes químicos. Altas concentraciones de nitrógeno y fósforo pueden también llegar a los ríos a través del agua subterránea y la deposición atmosférica. Igual que en los campos agrícolas, el nitrógeno y fósforo están presentes y aumentan la productividad de los ambientes acuáticos. Pero cuando las concentraciones de nitrógeno y fósforo que llegan a los ríos son más altas que las que naturalmente poseen sus aguas, pueden afectarlos negativamente. Igualmente se estudia el oxígeno porque el exceso de nutrientes acelera la producción de materia orgánica que luego es degradada por microoganismos durante la respiración aeróbica. En muchos casos, la concentración de oxígeno disuelto en el agua puede consumirse casi por completo provocando la muerte masiva de peces y otros organismos en los ambientes acuáticos; también ocurre una demanda química de oxígeno en las aguas y sedimentos.

Así que el trabajo inicial en el río Ozama debe de estar dirigido a ubicar las fuentes de nitrógeno y fósforo, sus cantidades, transformaciones y destino final de estos nutrientes. Es decir, determinar cuáles son las magnitudes de nitrógeno y fósforo que se exportan desde la cuenca al río Ozama y cuál es la contribución relativa de estos nutrientes originada en sus tributarios. Luego hay que enfocarse en el reciclaje de estos nutrientes en ese continuum que integra la cuenca, el río Ozama propiamente, su estuario y la costa marina yuxtapuesta.

Un estuario es una entidad acuática que surge de la mezcla del agua dulce de los ríos y el agua marina que da origen a unas características físico-químicas únicas. Dada la importancia de los estuarios como reguladores de los nutrientes que llegan desde río arriba es necesario determinar sus flujos netos de nitrógeno, fósforo y oxígeno en la interface del agua y los sedimentos. Estos estudios arrojarán luz sobre cómo se reciclan estos nutrientes provenientes del río Ozama y cuál es su destino final. En el caso del nitrógeno es importante saber qué porcentaje del nitrógeno total arrastrado desde río arriba se transforma en inerte y escapa a la atmósfera. En el ambiente marino también tenemos que explorar la dinámica de los nutrientes en la interface agua-sedimento. Es importante estudiar el impacto del nitrógeno y el fósforo en estos tres ambientes acuáticos porque su dinámica es diferente y, además, porque permitirá entender cómo se relacionan. La información obtenida en esta primera fase indicará cómo este paisaje costero recicla todo esa masa de nutrientes que no le es natural. Adicionalmente, esa información permitirá calcular un balance de masa de nitrógeno, fósforo y oxígeno para el estuario del río Ozama. Un balance de masa significa determinar qué cantidad de estos elementos entra, se recicla y exporta el estuario del río Ozama. Estos cálculos son muy útiles, no solo porque presentan las fuentes, transformaciones y destino final de los nutrientes, sino también porque indican deficiencias relacionadas al estudio ya en progreso y que podrían corregirse en lo adelante.

Las actividades antropogénicas que se desarrollan en la cuenca de un río se reflejan de una u otra manera en las aguas y sedimentos de los ríos, estuario y el mar, así que es importante establecer un programa de monitoreo, el cual será el referente para juzgar si las actividades de control de contaminantes que deberán de realizarse en la cuenca se están reflejando en el mejoramiento de la calidad de agua del río Ozama. En paralelo a estos estudios, se necesita también labores de ingeniería para tratar las aguas contaminadas que llegan desde fuentes puntuales y difusas de la cuenca al río Ozama. Así que estas primeras labores deben estar dirigidas a mejorar las condiciones de vida de las personas que viven en la cuenca y que probablemente sea la fuente no difusa que aporta más aguas residuales al río Ozama. Otra tarea será colaborar con todas aquellas industrias, es decir fuentes puntuales de contaminación, para determinar los contaminantes que esas industrias arrojan al río Ozama y elaborar un plan para controlar la entrada de esas aguas al río.

Es importante estar consciente de que una restauración correcta del río Ozama supone un estudio a largo plazo que integre a todos los sistemas mencionados. Motivo por lo cual, se necesita un equipo multidisciplilnario de técnicos y especialistas que trabajen en conjunto. A medida que se avance en la primera fase del estudio se podrá entonces presentar preguntas más complejas que puedan ayudar a entender mejor los sistemas envueltos en este problema ambiental que no es de solución rápida ni fácil y que incluye también un reto económico importante para el estado Dominicano.

Es probable que en RD exista más de un río, laguna, bahía, estuario, o represa con problemas de contaminación. Quizás, un plan para restaurar el río Ozama sea el punto luminoso que permita establecer un sistema de administración de todos nuestros recursos naturales basado en el estudio de los mismos. Otra realidad que une a República Dominicana con la mayoría de los países tropicales es que, a pesar de derivar una parte importante de sus ingresos fiscales de la actividad turística, carecen de políticas públicas científicamente fundamentadas para proteger sus aguas, sean estas lénticas, lóticas o marinas.

Los Ministerios de Medio Ambiente y Recursos Naturales y Educación Superior, Ciencia y Tecnología debieran convertirse en líderes de esta empresa y diseñar un plan para gestionar las actividades de restauración del río Ozama. Igualmente importante es la responsabilidad de las instituciones públicas académicas, es decir la UASD y la Academia de Ciencias de la República Dominicana. De estas instituciones es que uno esperaría que surjan las ideas, los técnicos y las iniciativas para empezar a solucionar este problema. El funcionario público, sea este presidente, vicepresidente, ministro o congresista que inicie un plan de nación para dotar al país de una infraestructura de investigación seria para estudiar y conservar con base científica los recursos naturales dominicanos bien podrá exigir un premio con categoría de legado.

*El autor es graduado de biólogo en la Universidad de Odessa, exURSS. Tiene una maestría en Oceanografía Biológica en el Departamento de Ciencias Marinas de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez y un doctorado en el Departamento de Biología de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Realizó dos investigaciones post doctorales en el Laboratorio de Biogeoquímica Horn Point de la Universidad de Maryland Centro para Estudios Ambientales.

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