Cuevas del Pomier, reservas antropológicas en peligro
Manifestaciones artísticas de la población originaria requieren cuidados
Emilia Pereyra
Rodeada de una intensa explotación industrial de piedras calizas, la reserva antropológica conocida como las Cuevas del Pomier o de Borbón se mantiene en peligro, a pesar de que desde hace muchos años las autoridades tienen conciencia del riesgo que corren las cavidades que contienen unos seis mil pictogramas y manifestaciones de arte precolombino.
Las Cuevas del Pomier figuran en el listado de doce edificaciones y lugares del patrimonio cultural dominicano en peligro, dado a conocer el diciembre del pasado año por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), previo a la celebración del Día Nacional del Patrimonio Cultural.
Muchos riesgos
¿Por qué las Cuevas del Pomier están en peligro?, se le pregunta a Domingo Abreu Collado y él responde que mientras las empresas que explotan calizas se mantengan en la zona las cavernas seguirán en riesgo.
Además, la superficie presenta un gran deterioro topográfico y de la capa vegetal del área protegida por causa de las explotaciones mineras, informó ICOMOS.
Al respecto, Abreu Collado, arqueólogo y espeleólogo, explica que el uso de explosivos hace vibrar la zona y causa que se desprendan formaciones secundarias, que destruyen las partes más visibles de las cuevas. “Pero junto a las formaciones secundarias van desapareciendo manifestaciones rupestres que se encuentran en ella y las va haciendo más inseguras”, agrega.
De hecho, Abreu Collado expresa que fruto de la actividad minera efectuada en los últimos cinco años desaparecieron tres cuevas.
Sin embargo, la supervisión de las empresas mineras depende del Ministerio de Energía y Minas y al Ministerio de Medio Ambiente le corresponde la protección de las cuevas y reporta a la institución la posibilidad de que se produzcan daños a la primera institución que otorga, extiende o cancela los permisos de explotación.
Abreu Collado sostiene que técnicos del Ministerio de Energía y Minas han recomendado, en informes, la suspensión de las exportaciones de calizas para evitar que siga en riesgo el valioso patrimonio cultural.
Arte precolombino
La cueva No. 1 fue visitada por primera vez 1849, por el entonces cónsul británico Robert Schomburk, quien dio cuenta de su hallazgo en una carta enviada al príncipe Alberto, esposo de la reina Victoria, que a su vez transmitió la comunicación a la Sociedad Etnológica de Londres.
Las grutas fueron declaradas Monumento Nacional, mediante la Ley No. 492, del 27 de octubre de 1969, y Patrimonio Nacional en 1993. También fueron incorporadas al Sistema Nacional de Áreas Protegidas y denominadas Reserva Antropológica Cuevas del Pomier.
De esa forma se pretendió salvar de la depredación las 55 cavernas, de las cuales han sido destruidas seis y quedan 49, en su mayoría no estudiadas minuciosamente.
Solo la cueva No. 1 está abierta al público y parcialmente acondicionada. Se trata de una gruta amplia, completamente horizontal y de fácil acceso. Por eso durante más de 150 años ha sido la más visitada del sistema.
En el 2003, en la gestión del historiador Frank Moya Pons como secretario de Estado de Medio Ambiente a esta gruta se le hicieron senderos y se le instaló un sistema de iluminación, que ya no funciona a causa del vandalismo y la falta de continuidad del trabajo.
Abreu Collado aseguró que en los años 90 del pasado siglo XX se hizo una labor de rescate de petroglifos, en la que él participó. Entonces, pudieron eliminar una gran cantidad de grafitis que desaprensivos habían hecho sobre expresiones de arte taíno.
El ambientalista dijo que en aquel momento se pudieron eliminar muchos grafitis y salvar dibujos originales.
No obstante, el ambientalista recordó que el presidente Danilo Medina hizo una “visita sorpresa”, en abril de 2017, a las cavernas y que en la actualidad el gobierno tiene en sus manos un proyecto, para iluminarlas y acondicionarlas, de modo que el área atraiga más visitantes.
Cueva del Puente
Amplia e impresionante, la cueva del puente fue descubierta en el 1955 por fray Tarsicio Villanueva. Contiene más de 1,200 pictografías de peces, perros, serpientes, individuos y ceremonias.
La caverna, de difícil acceso, no está acondicionada y por tanto no ha sido abierta al público. Solo la visitan especialistas muy interesados en conocer y estudiar las expresiones artísticas que se encuentran en las antiquísimas rocas.
Emilia Pereyra
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