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María enseña a las mujeres el camino del emprendimiento

Miles de interesadas se capacitan con los cursos que imparte

Desde los 12 años trabaja bisutería y otras artes decorativas

Ayudar a las mujeres a ser emprendedoras, a capacitarse, a cultivar el arte de la creatividad y aprender un oficio para que pueda vivir de él, es parte de la misión de María de la Cruz, una profesional del diseño de moda que decidió dedicar su vida a enseñar a mujeres de barrios.

Desde los 12 años María aprendió a trabajar bisutería con una vecina de La Romana y desde entonces se dedicó a esa labor. Durante 12 años impartía cursos diversos de bisutería, cintillos y lazos, además de la elaboración de artículos que usan como materia prima periódicos viejos y otros materiales.

Al preguntarle cuántos cursos ha impartido en el tiempo que lleva en el oficio responde que no los ha contado, pero han sido miles. Parte de esas semillas regadas ha caído en tierras buenas y ha dado frutos, lo que le motiva a seguir preparando sobre todo a mujeres que son las más interesadas.

Los más recientes cursos fueron de bisutería, cintas y lazos impartidos a dos grupos de mujeres en el sector San Miguel de Manoguayabo. En total 16 mujeres se capacitaron en bisuterías como confección de aretes, gargantillas, pulseras y otros.

“Normalmente lo que se paga es un costo como quien dice por el diploma, no se paga nada, cada quien se compra sus propios materiales porque los cursos son sin costo, el maestro no cobra nada”, sostuvo.

Otro grupo de 18 trabajó la parte de lazos y cintillos y por causa de la pandemia del COVID-19 hubo que utilizar materiales reciclados como telas de pantalones jean viejos y camisas, así como otros materiales, pero además los cursos hubo que terminarlos con el sistema virtual para respetar el protocolo que recomienda el distanciamiento físico.

Durante 12 años María buscó el patrocinio de diversas instituciones para impartir los cursos de manera particular, pero desde hace siete es empleada del Ministerio de Educación y a través de las escuelas laborales de la Casa de la Juventud, de la Iglesia Católica, organiza los cursos donde se le indique, generalmente en el distrito escolar.

La mayor satisfacción de María es ver las exhibiciones de artículos elaborados por los alumnos, pues casi siempre terminan aprendiendo bien las instrucciones porque, según afirma, es un poco exigente con los estudiantes para de esa manera sacar lo mejor de cada una y lo que elaboren sea el resultado preciso de lo que enseñó.

“Yo soy un poco estricta, exigente con el cumplimiento, que no se hagan las cosas a la brigandina como se decía antes, hay que hacer las cosas con calidad. A la hora de la exhibición que hagan me van a evaluar, usted tiene que hacerlo como yo digo porque eso nos pone en tela de juicio y si los alumnos no se llevan bien con uno, entonces se van”.

Por lo regular quienes se inscriben son mujeres, aunque los cursos están abiertos también a hombres, pero en el más recientes comenzó un joven, luego no volvió porque al parecer no se sentía cómodo al ser el único hombre en medio de mujeres.

Además de sentirse útiles, a cada una de las mujeres se les prepara para entrar al mercado laboral desde sus casas. Ya algunas tienen sus propios negocios de elaboración y ventas de bisuterías.

“Los cursos ayudan a las mujeres a dedicarse a una mejor educación. Llegan muchas amas de casa que no tienen la facilidad de conseguir un trabajo, hacen sus talleres y se ponen a vender los artículos que aprenden a elaborar. Una de ellas me dijo que en medio de la pandemia le habían hecho un pedido, la gente mejora su economía”, dice.

TEMAS -

Licenciado en Comunicación Social por la universidad O&M. Ha ejercido el periodismo desde 1988 en radio, televisión y periódicos.