Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Educación
Educación

“Si queremos hacer procesos diferentes, hay que dejar de hacer lo mismo”

Alexander Rubio Álvarez, aplica técnicas alternativas, metodológicas para mejorar la convivencia y disminuir la violencia

Expandir imagen
“Si queremos hacer procesos diferentes, hay que dejar de hacer lo mismo”
Alexander Rubio Álvarez, propulsor de la pedagogía del loto: respirar, pensar, actuar. (FUENTE EXTERNA)

Alexander Rubio Álvarez es un investigador y docente, de origen colombiano, que trabaja para mejorar las relaciones entre los estudiantes, mediante las convivencias, la parte socioemocional, el empoderamiento y el trabajo colectivo.

Cuando empezó su labor docente, hace varios años, uno de sus estudiantes fue asesinado de 17 disparos y eso fue lo que le llevó a pensar que tenía que hacer algo distinto a la educación tradicional de rendimiento y resultados y a crear mejores seres humanos, honestos, sinceros, resilientes, con autoridad y empatía.

Así nace la “pegagogía del cuerpo”, que el docente-investigador resume en tres palabras: pensar, actuar y educando como acto de amor, basada en una investigación de cuatro años, cuyos resultados pone a disposición de las autoridades de educación dominicana.

Especializado en educación somática, definida como “ayudar a las personas a lograr la integración y la transformación de sí mismo, a través del movimiento y determinadas prácticas de sensibilización destinadas a promover el bienestar psico-físico”.

Rubio Álvarez lo identifica como “pedagogía del loto”, es decir, enseñar desde el arte y cuerpo a respirar, pensar y actuar.

Fue uno de los invitados internacionales del décimo congreso del Instituto Dominicano de Evaluación e Investigación de la Calidad Educativa (Ideice), entidad del Ministerio de Educación, donde compartió su experiencia sobre el arte somático y una línea de investigación sobre kinesia de la danza y pedagogía del loto, que incorpora elementos de respiración, consciencia corporal, regulación emocional, lo que asegura parte del reconocimiento del cuerpo.

Sus técnicas incluyen yoga, respiración, elementos de la danza, que permiten la empatía entre los compañeros de aulas.

Expandir imagen
Infografía
Estudiantes colombianos participan en una de las clases de yoga que le merecieron uno de dos Récord Guinness. (FUENTE EXTERNA)

Asegura que todo eso no solo le ha dado como resultado una disminución de la violencia en el colegio Rodrigo Lara Bonilla, donde labora, en Colombia, y en otros donde ha implementado la estrategia de trabajar en equipo, sino dos Récord Guinness, el primero "Longest body percussion chain", en el 2014, y el otro por la "Clase de yoga más larga del mundo 36 horas, 2018", con un ejercicio colectivo desde el cuerpo por la paz, Plaza de Bolívar 3.000 estudiantes de 25 colegios públicos de Bogotá.

La aplicación de la técnica la inició en lugares vulnerables y de intensa violencia de su país. Consiste en enseñarle al estudiante a reconocer su cuerpo, porque eso le ayuda a saber qué le pasa a cada persona y les ayuda a convivir con los demás, a controlar sus emociones, a empoderarse, al trabajo colectivo y a contribuir con un cambio de paradigma.

"“Algo muy importante que le enseñamos es cómo autoregularse emocionalmente” " Alexander Rubio ÁlvarezInvestigador docente

En ese orden, argumenta que la escuela tradicional debería enseñar qué pasa cuando se siente miedo, además de enseñar las disciplinas básicas, porque eso ayuda a un mejor manejo de la inteligencia socio-emocional.

Dijo que lo primero que les enseña a sus alumnos es a respirar, según el estado de ánimo en que se encuentren.

A manera de ejemplo, dijo que si un estudiante está en un momento de ira su respiración es corta y superior, por lo que produce mucha adrenalina. Ahí le enseña la técnica de ciertas posturas o expresión corporal de equilibrio, que le suman fuerzas y aprenden a ser equilibrados en sus vidas, pues de lo que se trata es que tengan una aptitud ante la vida.

Otra técnica es a recuperar su espacio vital, se le enseña a abrazar, a sentir al otro a no sentirse agredidos ni violentados, a trabajar en equipo, es lo que llama kimoesfera.

Ha llegado a realizar ejercicios con tres mil estudiantes y es lo que les llevó a lograr los récord en Guinness.

Los estudiantes pre-universitario, con edades entre 12 y 18 años, y los universitarios aprenden el sentido de pertenencia, a mejorar las relaciones y procesos, logrando sus sueños, su felicidad.

Son estas últimas acciones que Rubio Álvarez ha involucrado, a través de habilidades blandas, kinesia, en la escuela y universidad, donde imparte docencia y donde asegura ha logrado involucrar a otros planteles y ya cuenta con 25 escuelas públicas en Bogotá, donde han hecho ejercicios colectivos y ha ido a diferentes zonas de conflictos de su país y ha socializado la experiencia en otros 15 países, incluyendo la República Dominicana.

Su propuesta ha sido seleccionada como una de las mejores 50 del mundo en el Global Teacher Prize, premio equiparable al Nobel de educación, del que es finalista.

Sus investigaciones

Rubio Álvarez hizo dos investigaciones en la zona sur de Colombia, donde existe mucha violencia, con la aplicación de las técnicas le han ayudado a disminuir niveles de violencia y mejorar el trabajo académico.

La primera investigación le conllevó cuatro años, pero asegura que empezó a ver resultados desde los ocho meses. Incluyó un grupo focal de 40 estudiantes con seguimiento de 2009 a 2012.

La Segunda investigación fue en este 2019, con un grupo de 172 estudiantes (86 grupo control, 86 grupo experimental).

La segunda investigación la hizo en seis meses y descubrió que aplicando las técnicas en cuatro sesiones en la semana y dentro de cualquier clase de 15 a 20 minutos, la violencia disminuía.

En el primer caso, aplicaron la técnica de la bitácora emotiva, que consiste en que tengan sus propios escritos, que incluyan sus emociones, pero que reconozcan por qué no eran capaces de mirar a otro compañero.

Ahí descubrió historias de odio y le enseñaron a controlarlo.

TEMAS -