El comercio en la Duarte, más grande y con más desorden

SANTO DOMINGO. Un vendedor callejero que se traslada desde el barrio Simón Bolívar todos los días a las seis de la mañana hasta la avenida Duarte, explica: “Antes de diciembre estamos en la acera. Después de diciembre un poco más para allá”. La expresión va acompañada de una mesa en la calle, más allá del contén entre la acera y el asfalto.

La fotografía de Nehemías Alvino muestra los niveles de tolerancia del Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN) a la ocupación de la vía pública en la avenida Duarte y los sectores aledaños, Villas Agrícolas, Villa Consuelo, Mejoramiento Social, especialmente.

Además, toda la zona de la avenida José Martí y calles paralelas, donde el negocio de la venta de ropa de tiendas se extiende hasta la calle.

Esta tolerancia va acompañada de un entendimiento de que se trata padres de familia con negocios informales, lo que a la vez complica e incrementa los costos de operación del ADN en recogida de desperdicios y limpieza del débil drenaje pluvial.

El negocio en cuestión, una mesa en la vía pública de franelas y pantalones jeans, emplea unas doce personas, todos hombres. Luis Manuel Castillo explica que esos empleados se triplican durante las fiestas de fin de año. “Son cuatro empleados normalmente, y doce ahora a fin de año, porque uno tiene que cuidarse también de gente que quiere aprovecharse de que hay mucha gente”, dice.

Como el de Castillo, son cientos los negocios que operan en estos barrios, y el resultado, sobre todo en la intersección de la Duarte con París, se puede apreciar en un recorrido nocturno en esa zona.

Además de los extraños negocios de ventas de manzanas y uvas abiertas a deshoras, enormes cantidades de desperdicios, lodos y tarantines tirados en las aceras donde son guardados por los propietarios de tiendas con locales comerciales que encuentran más factible guardar en la calle que un almacén.

Omar Santana