El trabajo infantil en Latinoamérica disminuye, pero la explotación sigue latente

En el mundo hay 168 millones de niños trabajadores, una cifra que según las estadísticas oficiales de varios países del mundo ha descendido en los últimos años, pero que debe reducirse a cero, tal y como recordó la Organización Mundial del Trabajo (OIT) tras celebrarse el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, el pasado 12 del corriente mes.En América Latina y el Caribe existen 13 millones de menores que se ven obligados a trabajar y, de ellos, casi dos millones están en Centroamérica, según datos de la OIT. En la República Dominicana, según estadísticas oficiales, hay unos 304 mil niños en edades entre 5 y 17 años que realizan algún tipo de trabajo, con un descenso de un 6% de acuerdo a la última Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2009-2010.Brasil Recientemente, el representante de Unicef en Brasil, Gary Stahl, lamentó que la gente ve a niños vendiendo cosas en la playa en horario escolar y le parece normal, en un país donde aseguró hay tres millones de niños que trabajan, principalmente en zonas rurales alejadas de las grandes ciudades y los grandes estadios.El gobierno brasileño fue el primero en el mundo en desarrollar una aplicación móvil para que los ciudadanos denuncien el abuso a menores, incluyendo el trabajo infantil, llamada Proteja Brasil. La herramienta ya ha alcanzado las 20.000 descargas.Panamá Este país, ubicado en el mismo centro de América, tiene las condiciones para combatir con éxito el trabajo infantil, y así lo ha demostrado al registrar ahora una de las tasas más bajas de niños en esa situación de América Latina, afirmó José Roberto Morales, experto del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la OIT.Morales, argumentó que Panamá pasó de casi 61.000 niños trabajadores en 2010 a 50.000 en 2012, según una encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC) y el Ministerio panameño del Trabajo (Mitradel).Sin embargo, aclaró que pese a sus éxitos, esta nación tiene aún tareas pendientes y uno de esos desafíos consiste en el trabajo peligroso, que desempeñaban 40.000 de los 50.000 niños censados en 2012, más de la mitad con edades entre 15 y 17 años y el 73 % procedentes de zonas rurales y comarcas indígenas.Entre los trabajos calificados como peligrosos están los que son de horario nocturno, los que se desarrollan en túneles, en alturas y bajo difíciles condiciones climáticas, entre otros.El Salvador El número de niños y adolescentes que trabajan en El Salvador disminuyó en un 11,9 % entre los años 2012 y 2013, según un informe oficial, el cual afirma que la cantidad de menores de edad que trabajan, con edades comprendidas entre los 5 y los 17 años, bajó en 19.409, de 163.577 a 144.168, entre 2012 y 2013.El documento presentado por la Dirección General de Estadísticas y Censos del Ministerio de Economía, refiere que la cantidad de menores que trabajaron el año pasado representa el 8,5 % de la población infantil, que es de 1.688.024 niñas, niños y adolescentes.Guatemala De acuerdo con el Ministerio guatemalteco de Trabajo, en el país hay 850.000 menores trabajadores, el 70 % de ellos en el área rural.En Guatemala, el 60 % del total de la niñez que trabaja es indígena y está concentrada en actividades agrícolas, seguido de trabajos como ayudantes de autobuses, venta de combustibles clandestino y la elaboración de pirotécnicos.Los menores que desempeñan algún tipo de trabajo dejan de ir a las escuelas, lo cual los condena a seguir en la pobreza, sostienen algunas ONGs.Colombia En Colombia, un total de 1.091.000 menores están sometidos al trabajo infantil, de acuerdo con los datos ofrecidos por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE).Aún más grave es el hecho de que de esos, unos 541.000 son trabajadores sin remuneración, mientras que 285.000 reciben algún salario como obreros o empleados domésticos, y 265.000 son independientes.Al analizar la situación de la niñez que trabaja en cada uno de estos países latinoamericanos destacan varios factores comúnes, entre ellos: la no remuneración del trabajo realizado, el tráfico de éstos para ser obligados a trabajar, la miseria que obliga a muchos a tener que trabajar a destiempo para poder sobrevivir y la interrupción del proceso académico o abandono de la escuela, que se traduce en un incremento de la pobreza en la región.

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