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Familia y pandemia: cuando el contacto es un riesgo

Muchos abuelos tienen que convivir con sus nietos, a pesar de que se recomienda no juntar ambos grupos etarios ante el riesgo de contagio por coronavirus

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Familia y pandemia: cuando el contacto es un riesgo
Maria Luisa López permanece en cuarentena junto a su madre, de 73 años, y su hija, de siete.

Las medidas de aislamiento social, a las que la humanidad ha tenido que abocarse para frenar el avance del coronavirus, hantraído consigo grandes cambios en la dinámica familiar, haciendo necesario, en algunos casos, el traslado de los adultos mayores a casas de algunos de sus hijos, donde necesariamente tendrán que convivir con sus nietos durante este período de emergencia.

Esto a pesar de que las autoridades sanitarias han advertido que los adultos mayores no deben estar en contacto permanente con niños, pues son el grupo en mayor riesgo de complicaciones graves ante un posible contagio de COVID-19, y los infantes, aunque no sufren consecuencias graves por la enfermedad, son los mayores propagadores de la misma, al ser más difícil detectarles los síntomas.

Esta es precisamente la situación por la que atraviesa la periodista María Luisa López, quien luego de la declaratoria de emergencia nacional en el país decidió asumir el cuidado de su madre, de 73 años, y llevarla a vivir con ella y su hija de siete años.

“Mi madre sufre de problemas respiratorios y es diabética, decidimos traerla porque además de que es más seguro que en el campo, hay más opciones de hospitales ante cualquier emergencia”, explica María Luisa.

Cuenta que su madre además tiene un sistema inmunológico muy débil y sufre gripes casi todo el año, lo que la convierte en una persona de alto riesgo ante el coronavirus.

Explicó que como ella es la única que sale de casa en estos momentos, entiende que no hay tanto riesgo de que la niña pueda transmitir el virus a su progenitora.

Sin embargo, no ha dejado de tomar medidas de prevención en ese sentido. “Mi mamá no se le acerca mucho (a la niña), no le da abrazos ni besos, mantenemos cierta distancia”, expone.

La periodista narra que de igual forma el padre de su hija se ha restringido de visitarla, una medida preventiva que él mismo tomó, para cuidar a la niña.

Por la condición de salud de su madre, María Luisa ha debido de extremar las medidas de higiene, y, como miles de familias alrededor del mundo, ha creado unas rutinas de salida y entrada a su casa, para tratar de mantener el virus fuera de su hogar y lejos de sus seres queridos.

“Cuando salgo lo hago con mascarillas y guantes y siempre usando toallitas húmedas y gel antibacterial, y aquí en casa vivo limpiando con detergente. Nos lavamos las manos muy frecuentemente aunque no salgamos”, refiere.

Asimismo, detalla que al llegar a la casa, se desviste justo al cerrar la puerta y pone la ropa y zapatos en un recipiente que ha dispuesto para eso, antes de entrar a la casa.

También desinfecta todo lo que lleve consigo, incluyendo la compra del supermercado, como vegetales, rubros, enlatados y empaques, usando cloro y jabón líquido.

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