Historia DL. - Dos P-51 salieron a interceptar los MiGs cubanos
Según el general (r) José Soto Jiménez las naves criollas no tenían posibilidad de detener la ofensiva cubana
Tania Molina
Santo Domingo. Tras advertir la presencia de aviones de guerra de Cuba en vuelos rasantes sobre la ciudad de Puerto Plata, las autoridades militares dominicanas, carentes de un sistema de defensa aérea, intentaron detener el ataque enviando al lugar a dos Mustang P51.
Ambos aviones salieron desde la ciudad de Santiago, pues Puerto Plata no tenía entonces parque aéreo y su misión era interceptar a las naves cubanas que lanzaron la ofensiva para presionar al país y lograr la liberación de una embarcación de pescadores detenida en aguas dominicanas, cerca del poblado La Isabela.
Sin embargo, la inferioridad de la velocidad y tecnología de los Mustang dominicanos no les permitió llegar a tiempo y para cuando sobrevolaron el lugar, ya los Migs cubanos se habían marchado.
"Suerte a Dios que no llegaron a tiempo, porque eran dos bajas seguras", expresa el general retirado y ex secretario de las Fuerzas Armadas, José Miguel Soto Jiménez, quien ofreció la información sobre los dos aviones dominicanos. El militar recuerda que para 1977, cuando ocurre este hecho, República Dominicana estaba, en términos de equipos militares, viviendo en el "paleolítico", frente a Cuba.
Asegura que los aviones del país, tipo P51 de pistón y hélices, databan de la Segunda Guerra Mundial, mientras que los Migs de Cuba eran aviones supersónicos, muy sofisticados para la época.
"Eso (el paso de los aviones) fue un asunto de correlación de fuerzas, porque Cuba era el país más fuerte al sur del Río Bravo, y ningún país de Latinoamérica tenía su fuerza militar. Cuba podía movilizar el 10% de su población bajo las armas, tenía 2,000 tanques y 200 aviones de combate", subraya Soto Jiménez, especialista en hechos históricos, sobre todo los de carácter militar.
Ante esa realidad, el país no podía hacer nada porque no tenía la capacidad militar para realizar ningún ataque, ni para defenderse de una acción con los tan sofisticados medios que utilizó Cuba.
Sin embargo, la defensiva tampoco fue necesaria pues el conflicto se arregló con "una llamada" del presidente Joaquín Balaguer al gobierno de Fidel Castro, según recuerda Soto Jiménez. "El presidente Balaguer lo resolvió hablando por teléfono con Fidel Castro, porque mientras aquí las fuerzas del Gobierno y los comunistas locales se estaban matando, Fidel Castro y Balaguer tenían excelentes relaciones", enfatiza.
Gómez Bergés
Sin embargo, el político y cercano colaborador del Gobierno de Balaguer, Víctor Gómez Bergés, duda de que existiera una llamada directa entre el líder reformista y el presidente cubano, y estima que la comunicación entre ambos se llevó a cabo a través de un contacto.
"Definitivamente no se usaron las vías diplomáticas, sino las relaciones informales que tenía Balaguer con Fidel y entre eso estaba el señor Omar Córdoba (saliente embajador de Cuba en el país), que era la persona que más contacto a nivel político tenía con Balaguer y mantenía el flujo de informaciones entre ambos gobernantes", dice.
Gómez Bergés define a Balaguer como un "enemigo de los teléfonos" y agrega además que una llamada directa entre ambos mandatarios era casi imposible, por las tensiones políticas que se desprendían de la Guerra Fría sobre todo entre Cuba y Estados Unidos.
Para la década de 1970 no existían relaciones oficiales formales entre Cuba y República Dominicana y, según recuerda Gómez Bergés, el intercambio bilateral se limitaba a cuestiones culturales y deportivas. También el historiador Bernardo Vega coincide con el dirigente reformista al afirmar que el acercamiento entre el líder cubano y Balaguer se mantenía a través de intermediarios.
El secretario de Relaciones Exteriores para entonces era el vicealmirante Ramón Emilio Jiménez, quien pese a la insistencia de Diario Libre, no quiso referirse al tema.
Ambos aviones salieron desde la ciudad de Santiago, pues Puerto Plata no tenía entonces parque aéreo y su misión era interceptar a las naves cubanas que lanzaron la ofensiva para presionar al país y lograr la liberación de una embarcación de pescadores detenida en aguas dominicanas, cerca del poblado La Isabela.
Sin embargo, la inferioridad de la velocidad y tecnología de los Mustang dominicanos no les permitió llegar a tiempo y para cuando sobrevolaron el lugar, ya los Migs cubanos se habían marchado.
"Suerte a Dios que no llegaron a tiempo, porque eran dos bajas seguras", expresa el general retirado y ex secretario de las Fuerzas Armadas, José Miguel Soto Jiménez, quien ofreció la información sobre los dos aviones dominicanos. El militar recuerda que para 1977, cuando ocurre este hecho, República Dominicana estaba, en términos de equipos militares, viviendo en el "paleolítico", frente a Cuba.
Asegura que los aviones del país, tipo P51 de pistón y hélices, databan de la Segunda Guerra Mundial, mientras que los Migs de Cuba eran aviones supersónicos, muy sofisticados para la época.
"Eso (el paso de los aviones) fue un asunto de correlación de fuerzas, porque Cuba era el país más fuerte al sur del Río Bravo, y ningún país de Latinoamérica tenía su fuerza militar. Cuba podía movilizar el 10% de su población bajo las armas, tenía 2,000 tanques y 200 aviones de combate", subraya Soto Jiménez, especialista en hechos históricos, sobre todo los de carácter militar.
Ante esa realidad, el país no podía hacer nada porque no tenía la capacidad militar para realizar ningún ataque, ni para defenderse de una acción con los tan sofisticados medios que utilizó Cuba.
Sin embargo, la defensiva tampoco fue necesaria pues el conflicto se arregló con "una llamada" del presidente Joaquín Balaguer al gobierno de Fidel Castro, según recuerda Soto Jiménez. "El presidente Balaguer lo resolvió hablando por teléfono con Fidel Castro, porque mientras aquí las fuerzas del Gobierno y los comunistas locales se estaban matando, Fidel Castro y Balaguer tenían excelentes relaciones", enfatiza.
Gómez Bergés
Sin embargo, el político y cercano colaborador del Gobierno de Balaguer, Víctor Gómez Bergés, duda de que existiera una llamada directa entre el líder reformista y el presidente cubano, y estima que la comunicación entre ambos se llevó a cabo a través de un contacto.
"Definitivamente no se usaron las vías diplomáticas, sino las relaciones informales que tenía Balaguer con Fidel y entre eso estaba el señor Omar Córdoba (saliente embajador de Cuba en el país), que era la persona que más contacto a nivel político tenía con Balaguer y mantenía el flujo de informaciones entre ambos gobernantes", dice.
Gómez Bergés define a Balaguer como un "enemigo de los teléfonos" y agrega además que una llamada directa entre ambos mandatarios era casi imposible, por las tensiones políticas que se desprendían de la Guerra Fría sobre todo entre Cuba y Estados Unidos.
Para la década de 1970 no existían relaciones oficiales formales entre Cuba y República Dominicana y, según recuerda Gómez Bergés, el intercambio bilateral se limitaba a cuestiones culturales y deportivas. También el historiador Bernardo Vega coincide con el dirigente reformista al afirmar que el acercamiento entre el líder cubano y Balaguer se mantenía a través de intermediarios.
El secretario de Relaciones Exteriores para entonces era el vicealmirante Ramón Emilio Jiménez, quien pese a la insistencia de Diario Libre, no quiso referirse al tema.
Tania Molina
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