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Las “víctimas” masculinas de Ana Julia Quezada

La acusada posee un historial en contra de sus exparejas

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Las “víctimas” masculinas de Ana Julia Quezada
Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte de Gabriel Cruz, durante la audiencia en Almería. (EFE)

Ana Julia Quezada, la autora confesa del asesinato del niño de ocho años Gabriel Cruz, alias Pescadito, ha sido considerada como una mujer “meramente mala”, según la madre del menor, Patricia Ramírez.

Las declaraciones de la progenitora de Pescadito se sustentan en las declaraciones realizadas por la Guardia Civil de Almería.

De acuerdo con a una publicación realizada por el diario digital de España, El Caso.com, los agentes policiales investigaron el pasado de la dominicana de 44 años, Ana Julia Quezada, a quienes definen como una mujer “capaz de manipular emocionalmente a la gente que tiene a su alrededor”.

El periódico digital explica que Quezada es considerada como una mujer celosa, sin empatía, posesiva, fría, calculadora y motivada por el interés económico.

Un historial negro desde sus inicios

El primer marido de la asesina confesa, Miguel Ángel, tuvo un golpe de suerte al ganarse la lotería en el año 2004. Sin embargo, su relación llegó a su final cuando se terminó el dinero y este fue denunciado y condenado por violencia de género.

De esta unión nació Judit, la única hija sobreviviente de Quezada, quien en el 1996 perdió a una de sus hijas tras esta caer por una ventana en un caso que fue catalogado como un “accidente”. El Caso.com explica que la hija de Ana Julia afirmó que su madre “nunca llegó a comportarse como tal” y que “actualmente no tiene ninguna relación” con ella.

Asimismo, el periódico narra que la pareja de Quezada en Burgos, quien era 16 años mayor que ella, tenía problemas con el alcohol y falleció a causa de un cáncer. La hija del fallecido reveló que la dominicana lo incentivaba a beber y al morir le robó algunas pertenencias ya que, según la descendiente del hombre, Ana Julia pretendía quedarse con el dinero de su exmarido.

Pretendía culpar a su expareja por la muerte de Pescadito

Ana Julia puso la camiseta de Gabriel, que encontró después la policía, en el monte. Pero no eligió un sitio al azar si no que la colocó cerca de la casa de Sergio, otra de sus exparejas. Su objetivo era incriminarle en el crimen y ella lo mencionaba para que la investigación se dirigiese hacia él asegurando que “odiaba a los niños”, de acuerdo con la publicación del El Caso.com.

Asimismo, Ángel Cruz, el padre de Gabriel, fue la última víctima de Quezada. Ellos se conocieron en la Nochevieja de 2016 y en septiembre de 2017 decidieron vivir juntos.

De acuerdo con la investigación del medio digital, la pareja solo llegó a vivir junta durante cinco meses, ya que Quezada terminó con la vida de Gabriel el 27 de febrero del 2018 en una finca de Níjar. La asesina confesa lo golpeó contra el suelo y después le asfixió. El niño no tuvo tiempo ni de defenderse, según la autopsia.

El golpe de final de Ana Julia

La Guardia Civil cuando sospechó de Ana Julia decidió instalar un micrófono en su vehículo. El día en que ella conducía con el cadáver de Gabriel en el maletero, el micrófono logró captar frases que ella pronunciaba para sí misma en voz alta: “No querían Pescadito, pues van a tenerlo”. “Tranquila, Ana, que no vas a ir a la cárcel”.

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