Cientos de habitantes de Galápagos no pueden volver a casa
QUITO (AP) — Al menos unos 2.300 habitantes de las islas Galápagos permanecían el miércoles varados en Guayaquil y otras ciudades del territorio continental ecuatoriano debido a que, desde mediados de marzo, el gobierno decretó la suspensión de vuelos nacionales e internacionales para frenar la pandemia del nuevo coronavirus.
“Yo llegué a finales de febrero para hacer unos trámites y cuando quise volver ya no hubo manera por toda la situación. Yo estoy en la casa de mi hermana y durante este tiempo me he estado comiendo mis pocos ahorros para subsistir”, dijo José Coque, de 55 años, quien es habitante de la isla Isabela. Añadió que “hay algunas personas que están en situación complicada. Ya se les acabó la plata y no tienen manera de seguir en Guayaquil”.
Las autoridades han impedido el viaje de retorno a las islas por el temor al contagio masivo de COVID-19 y porque no pueden someter a todos los varados a pruebas de detección antes de que emprendan viaje a ese archipiélago ecuatoriano, a 1.000 kilómetros del suelo continental, donde no hay una adecuada infraestructura hospitalaria como para atender a un número alto de enfermos y menos de personas en cuidados intensivos.
Galápagos tiene 60 casos confirmados y un fallecido por COVID-19, mientras que Ecuador suma 24.675 confirmados y 883 muertos.
Desde Colombia, ante centenares de empresarios congregados en un encuentro virtual, el presidente Iván Duque señaló el martes por la noche que su gobierno no se puede quedar en la incertidumbre de lo que ocurrirá a futuro por el virus, que en el país ha dejado 6.207 infectados y y 228 fallecidos.
“Estamos transitando por un mar de incertidumbres y tempestades nunca antes vistas en Colombia. Hay que tener claro que al país hay que reactivarlo y no caer en el falso dilema de poner en situaciones opuestas a la salud y la vida con el desarrollo humano, económico y social de una nación. El coronavirus es una enfermedad que merece siempre tenerle todo el respeto”.
En Bolivia, la presidenta interina Jeanine Áñez amplió hasta el 15 de mayo la cuarentena que rige desde el 22 de marzo y que debía finalizar el 30 de abril mientras la curva de contagios sigue en ascenso. Autoridades y expertos anticipan que mayo podría ser más crítico. La medida se flexibilizará gradualmente desde el 11 de mayo según la evolución de la pandemia en las nueve regiones del país, dijo la mandataria, pero advirtió que en aquellas donde se “descontrole la epidemia, volverá una cuarentena rígida”.
El país registra 998 contagios y 55 fallecidos.
A pocos metros del palacio presidencial y en medio de fuertes pugnas políticas, la Asamblea Legislativa debatía un proyecto de ley para fijar una nueva fecha de las suspendidas elecciones presidenciales que debían celebrarse el 3 de mayo. El Movimiento al Socialismo (MAS), el partido del expresidente Evo Morales y que controla la mayoría, pugna por celebrar los comicios en julio para evitar que el período de transición se prolongue, pero legisladores de los otros partidos señalan que los comicios deben realizarse cuando los riesgos disminuyan y la epidemia ceda. El Tribunal Supremo Electoral ha propuesto finales de julio, agosto o septiembre como posibles fechas.
Tras una violenta crisis política que obligó a Morales a renunciar, Áñez asumió en noviembre con la misión de organizar nuevos comicios en tres meses, pero una difícil transición política y ahora la pandemia han obligado a extender el mandato de la presidenta, quien también es candidata por una alianza de centroderecha. Morales vive refugiado en Argentina.
Por su parte, el ministro de Salud chileno, Jaime Mañalich, informó la primera muerte entre el personal de salud: una mujer que entregaba horas de atención por ventanilla contagiada fuera del hospital donde trabajaba. Agregó que una de sus compañeras tiene el virus. En el país hay 700 funcionarios del área médica infectados y unos 2.000 que cumplen cuarentena preventiva.
Mañalich añadió que en Chile, con 14.885 contagiados y 216 fallecidos, hay una “ocupación bastante baja de camas”, por lo que desde el jueves se reanudarán las cirugías electivas que no requieran más de una noche de hospitalización ni el uso de ventiladores mecánicos.
La nación sudamericana, con 18 millones de habitantes, tiene 44.000 camas hospitalarias y poco más de 1.600 ventiladores mecánicos, que se incrementarán a unos 4.200 en junio.
En Venezuela, la cifra de contagiados de COVID-19 se elevó a 321, luego de confirmarse dos nuevos casos en las últimas 24 horas, entre los que figura un médico de la misión cubana en el país sudamericano, de 54 años, dijo la vicepresidente Delcy Rodríguez en una declaración televisada. De ellos 142 se recuperaron y 10 fallecieron.
Desde Argentina, en medio de la crisis social que ha provocado la pandemia, el presidente Alberto Fernández le pidió la renuncia al responsable de administrar los fondos de la seguridad social.
La agencia estatal Télam confirmó la remoción de Alejandro Vanoli, titular de la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSES), primer funcionario que sale del gobierno desde que asumió el mandatario de centroizquierda el 10 de diciembre.
Vanoli, quien se había desempeñado como presidente del Banco Central durante la gestión de la actual vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, había recibido duros cuestionamientos cuando a principio de abril fijó el mismo cronograma de pago para subsidios para familias sin empleo y jubilaciones, lo cual provocó largas filas frente a los bancos en plena cuarentena.
Argentina reportó 4.071 casos y 214 víctimas fatales por coronavirus.
En América Latina hay más de 182.500 contagiados y unos 9.400 muertos.
El coronavirus ha infectado a más de 3,1 millones de personas y causado la muerte a más de 227.000 en todo el mundo, según el Centro de Ciencias e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins, que basa sus datos en los informes de los gobiernos y las autoridades de salud de cada país.
En la mayoría de la gente este virus provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas, pero en algunas personas, sobre todo los adultos mayores y quienes padecen trastornos de salud subyacentes, puede causar enfermedades más graves e incluso la muerte.