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Cuba reduce subsidios y reordena su economía

LA HABANA (AP) — Durante los últimos 60 años, el Estado cubano proporcionó casi gratis a sus ciudadanos arroz, leche, frijoles, azúcar, pollo, luz, transporte y cigarrillos sin importar si trabajaban o no. Tal vez era poco, pero permitía a la gente abandonar un empleo o vivir de remesas.

A partir del 1 de enero, las autoridades comenzaron un reordenamiento económico para enfrentar la crisis que la isla ya arrastraba y empeoró debido a sanciones del gobierno de Donald Trump y la pandemia del nuevo coronavirus. Entre otras medidas se contempla la unificación monetaria, una reforma salarial y la reducción de muchos beneficios y subsidios para estimular a la gente a trabajar y elevar la productividad.

Expertos coinciden en que este paquete de medidas determinará cambios en el modelo socialista de la isla, aunque todavía es difícil precisar su alcance. De momento impactará en los sueldos de los empleados estatales y en los precios, y tendrá repercusión en el sector privado, para el cual todavía no se hacen realidad algunas promesas de ampliación dadas por el gobierno.

“Este cambio que se comienza a ver ahora muy importante, no es lateral, no es marginal”, dijo a The Associated Press el economista y profesor del Centro de Estudios de la Economía Cubana, Ricardo Torres. Agregó que hay efectos que no se pueden anticipar, pero “tendremos mucho más mercado”, pronosticó.

Uno de los aspectos que más llamó la atención sobre el reordenamiento es la aplicación de mecanismos clásicos del estigmatizado capitalismo, como el uso del sistema de precios para regular a los actores económicos; o el reemplazo de los subsidios para todos por programas específicos para aquellos que no lleguen a los ingresos mínimos.

Guardando las diferencias, otros países con modelo socialista como China también implementaron mecanismos de mercado para reordenar su economía o lograr que su gente se empleara, pero manteniendo su esquema político.

El presidente Miguel Díaz-Canel reconoció que el objetivo de esta reforma es “garantizar a todos los cubanos mayor igualdad de oportunidades, derecho y justicia social”, pero no “mediante el igualitarismo” -todos los subsidios indiscriminados para todos-, sino “promoviendo el interés y la motivación por el trabajo”. Aún así, no se dejará a nadie “desamparado”, insistió el gobernante.

En las dos semanas que lleva la oficialmente llamada “Tarea Ordenamiento”, los ciudadanos se mostraron asombrados por el incremento de los sueldos y el aumento radical de muchos precios fijados por el Estado, pues gran parte de lo que se subsidiaba dejó de estarlo.

El sueldo mínimo mensual pasó de unos 500 pesos (20 dólares) a unos 2.100 pesos (87 dólares), pero los alimentos, bienes de aseo, gas, energía y boletos para las actividades recreativas sufrieron incrementos mayores. Las quejas fueron tales por la suba de la luz que las autoridades comparecieron en televisión para anunciar una modesta rebaja.

“¿Positivo? Se le está aumentando el salario a todas las personas”, comentó a la AP Lorena Durañón, una estudiante de medicina de 23 años. ¿Lo negativo? “Al subir precios no resuelves nada, el pan que le das a la población, las guaguas (autobuses urbanos) que están a dos pesos, la corriente. Creo que esto, está chocando (molestando) mucho”.

Hasta diciembre, la libreta de abastecimiento entregaba a todo ciudadano una canasta mensual de 19 productos -carnes, arroz, azúcar, café o jabón- por unos centavos. No eran cantidades satisfactorias ni incluían energía, combustibles o transporte, pero cubrían unas dos semanas de alimentos.

Ahora, la libra de arroz que se obtenía por 0,25 centavos de peso cubano pasará a siete, los huevos de 0,25 centavos a dos pesos y el paquete de café de cuatro pesos a ocho. Más allá de los alimentos, el gas que se ofertaba a siete pesos alcanzó los 180 y el autobús de 0,40 centavos pasó a dos pesos.

Según la Ministra de Comercio Interior, Betsy Díaz Velázquez, esta “canasta normada” costaba a cada ciudadano unos 18 pesos cubanos (0.75 centavos de dólar) y ahora se obtendrá por 180 (unos siete dólares), igual, como antes para satisfacer el resto del mes los cubanos deben comprar los productos en tiendas “liberadas” -también las hay en dólares- donde los sobreprecios van hasta 200% .

“No veo mal que se eliminen algunas gratuidades” para los ciudadanos, dijo Durañón, la estudiante de medicina. “No es que se vas a dejarlos desprotegidos”, pero “no resuelves nada si aumentas los salarios y los precios también”, insistió.

Estos beneficios de alimentación y servicios -junto con los de salud y educación, que siguen siendo gratuitos en todos sus niveles- estaban en la base del modelo de justicia social asociados al socialismo cubano desde los primeros años de la revolución. Ahora se mantendrá el subsidio para leche que cada niño recibe diariamente hasta los siete años, medicinas para enfermedades crónicas y alimentos para grupos vulnerables, entre otros. Por lo demás, para las familias que no lleguen al mínimo se desarrollaron programas específicos de seguridad social.

“Una proporción bastante importante de la fuerza de trabajo en la edad laboral no tenía un trabajo formal y el hecho de que Cuba tenga un Estado de bienestar basado en subsidios universales significa que a todos los ciudadanos le llegan los mismos apoyos”, explicó el economista Torres. “Lo que hace (la nueva política) es enviar la señal, ‘si tu quieres estar en una situación medianamente cómoda, pues tienes que obtener un empleo’”.

Aunque las cifras oficiales están dispersas o no reportan lo sucedido durante 2020, cuando impactó la pandemia de COVID-19, se estima que 2,7 millones de personas no están empleadas ni buscan empleo. En la isla los cubanos en edad laboral rondan los siete millones.

Según coincidieron expertos, la reforma salarial revaloriza el empleo estatal al subir los salarios, pero deja de lado al emergente sector privado autorizado desde hace 10 años y que más empleos creó -unos 600.000-, aunque estos emprendedores sufrirán el impacto del reordenamiento.

“Para mí como particular (no estatal) es difícil porque me aumentaron los precios de la materia prima, que ya de por sí es cara y escasa”, dijo a la AP, Isabel Viera, una artesana de 60 años. “La situación está bien difícil. Habrá que ver sobre la marcha”.

Las nuevas medidas llegaron en medio de una fuerte crisis en la isla con una caída del 11% del Producto Interno Bruto en 2020 debido a la paralización por la pandemia y pérdidas por 5.500 millones de dólares ocasionadas por las sanciones estadounidenses con las que Trump buscó presionar un cambio de modelo político.

Junto con la eliminación de los subsidios, las autoridades decidieron también la unificación monetaria y cambiaria, eliminando como medio de pago del peso convertible o CUC en paridad con el dólar para quedarse solo con el peso cubano o CUP, equivalente a 24 por dólar.

Cuando el CUC apareció en 1994, la doble circulación fue una manera de paliar la crisis posterior a la caída de la Unión Soviética -importante aliada de Cuba- y terminó por enredar toda la economía.

Por ahora, el paquete de medidas busca reordenar la comercialización de productos, pero expertos hicieron notar que todavía falta profundizar en el fomento a la producción, donde tienen un lugar importante los nuevos emprendedores.

Las autoridades habían prometido que antes de diciembre se ampliaría el trabajo independiente reconociendo los buenos resultados del sector para crear empleos, pero hasta ahora no se ha cumplido ni se ha puesto en vigor una anunciada ley de pequeñas y medianas empresas. Tampoco se han destrabado mecanismos que limitan a las grandes compañías estatales.

“Sería exagerado decir que así se acaba la aspiración al socialismo en Cuba, pero definitivamente así no se llega a él”, comentó a la AP el politólogo cubano residente en Estados Unidos, Harold Cárdenas “Fomentar el trabajo en lugar de prohibirlo marcará la diferencia entre el éxito y el fracaso de los próximos años”.

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Andrea Rodríguez está en Twitter: www.twitter.com/ARodriguezAP

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