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En medio del debate migratorio, júbilo entre los nuevos ciudadanos de EE.UU.

A pesar del endurecimiento migratorio actual, el número de visas permanentes concedidas es por el momento superior a los primeros años de la presidencia de Barack Obama, según un análisis de The Washington Post.

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En medio del debate migratorio, júbilo entre los nuevos ciudadanos de EE.UU.
Los nuevos ciudadanos participan en una ceremonia de naturalización, el martes 3 de julio de 2018, en la Biblioteca Pública de Nueva York. (AP)

NUEVA YORK. Argenoves Pinales, un dominicano de 25 años, acaba de naturalizarse ciudadano de Estados Unidos. Ahora sueña con convertirse en policía de Nueva York y votar contra Donald Trump dentro de dos años.

Es uno de 200 inmigrantes venidos de 47 países que fueron naturalizados el martes, la víspera de la fiesta de independencia estadounidense, en una ceremonia en la biblioteca de Nueva York, y uno de más de 14.000 que harán lo mismo en docenas de eventos similares entre el 28 de junio y el 10 de julio.

“Todo el mundo en mi casa es ciudadano, así que me decían ‘tienes que naturalizarte, así si algo pasa te puedes quedar aquí’”, dijo el joven que alterna dos empleos, como asistente médico y gerente de un restaurante.

Mientras Trump hace de la reducción en el flujo de migrantes uno de sus principales caballitos de batalla, Pinales está decidido a usar su nuevo derecho al voto para detenerlo.

“Me volví ciudadano para votar”, dijo, con los ojos puestos en 2020, la próxima vez que los estadounidenses elijan presidente.

“Cuando habla es todo él, él, él, él. Sabes que es rico, tiene dinero así que no le importan los pobres”.

A pesar del endurecimiento migratorio actual, el número de visas permanentes concedidas es por el momento superior a los primeros años de la presidencia de Barack Obama, según un análisis de The Washington Post de datos oficiales.

Sin embargo, el número de personas que recibirán esas visas deberá caer 12% en los primeros dos años del gobierno de Trump, según las proyecciones del diario, con importantes variaciones de acuerdo al país de origen.

La caída podría llegar a 81% para el 30 de septiembre de este año para los cinco países de mayoría musulmana (Irán, Libia, Somalia, Siria y Yemen) cuyos nacionales tienen prohibida la entrada a Estados Unidos, en virtud de un polémico decreto presidencial validado por la Corte Suprema estadounidense la semana pasada.

De esos países, solo Yemen estaba representado en la ceremonia, y por solo un nuevo ciudadano. El grupo más importante era el de los 86 provenientes de República Dominicana, uno de los países que experimenta una caída en visas de inmigración a Estados Unidos, según el Post.

Las visas otorgadas a ciudadanos de México, Haití, Afganistán, Bangladés, India, China, Pakistán, Jamaica, Filipinas y Vietnam también se han reducido.

“Sentimientos encontrados”

A pesar del discurso antiinmigratorio del gobierno de Trump, el mensaje pregrabado del mandatario dando la bienvenida a los nuevos ciudadanos fue saludado con fuertes aplausos en la ceremonia del martes en el ilustre edificio principal de la Biblioteca Pública de Nueva York, ubicado en la Quinta Avenida de Manhattan.

Jóvenes, viejos, de todas las razas y orígenes: muchos de los nuevos naturalizados no escondían su júbilo, levantando el pulgar, ondeando banderitas de Estados Unidos, o enviando besos a sus amigos o familiares en el público.

“Con todas sus fallas, y tenemos muchas, es un gran país”, dijo Tony Marx, presidente de la Biblioteca Pública de Nueva York, haciendo un exhorto al compromiso cívico y las responsabilidades de la democracia.

“Cuando ves que tu país va en una dirección que no apoyas, de la izquierda o la derecha, no me importa, ahora son ciudadanos y deben actuar como ciudadanos en las caseta de votación, en las calles o en reuniones”, les pidió.

Más allá del explosivo debate sobre la inmigración, inflamado en las últimas semanas por la separación de familias de migrantes indocumentados en la frontera con México, muchos de los nuevos ciudadanos -que por sí mismos experimentaron el arduo proceso burocrático- parecían defender solo la inmigración legal.

De los siete que hablaron con AFP, solo Pinales era abiertamente crítico de Trump.

Aziz Traore, de 23 años, dijo “entender (los argumentos) de ambos lados”.

“Quieren hacer el país más seguro, y al mismo tiempo la gente quiere estar con su familia. Tengo sentimientos encontrados”, dijo.

Lejos de condenar a Trump por haber dicho en enero, según los asistentes a una reunión en la Casa Blanca, que los países africanos eran “países de mierda”, Traore, que llegó con siete años a Estados Unidos proveniente de Mali, dijo conocer “muchos países del tercer mundo donde hay mucho crimen y problemas con el gobierno”.

“Él es el presidente”, apuntó Drvan Victorin, 19, que emigró de la pequeña isla de St Lucia en el Caribe. “Él sabe qué es lo mejor para nosotros. Así que pienso que lo hace por una buena razón”.

por Jennie MATTHEW

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