La crisis bielorrusa salpica las escuelas de cara a un curso escolar incierto
Nasta Zajarévich
Minsk, 29 ago (EFE).- Bielorrusia inicia el próximo 1 de septiembre, en medio de la epidemia del coronavirus, el curso escolar más convulso de su historia postsoviética con sus maestros bajo amenaza de despido si no acatan las políticas del régimen de Alexandr Lukashenko y el rechazo de muchos padres de enviar a sus hijos a los colegios.
'No me gusta el adoctrinamiento ideológico a que se someten los niños en la escuela. Y cuando se hizo evidente que muchos maestros participaron en el fraude electoral, comprendí que no tengo derecho moral a devolver a mis hijos a este sistema', declaró a Efe Viktoria, residente en la ciudad de Pruzhana, provincia de Brest.
Según ella, ocho de sus nueve hijos en edad escolar estudiarán en casa: parte de las asignaturas serán impartidas por los padres y para lo restante contratarán maestros 'que no estén vinculados al fraude electoral'.
AMENAZAS DE LUKASHENKO
Y es que para el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko, los maestros son la cantera ideológica del país, algo en lo que fue muy claro durante una reunión reciente con el ministro de Educación, Ígor Karpenko, dedicada al comienzo del año escolar.
Sin embargo, el mandatario, en el poder desde hace 26 años y que afronta desde el pasado 9 de agosto la mayor ola de protestas en la historia del país, advirtió de que los maestros que se pasasen 'al otro bando' debían ser despedidos inmediatamente.
Recalcó que en Bielorrusia hay una ideología estatal y que las escuelas son públicas, para añadir que aquellos que quieren seguir estos principios pueden trabajar, 'pero aquellos que no quieren, no deben estar en las escuelas'.
HERRAMIENTAS IDEOLÓGICAS
La líder opositora bielorrusa y excandidata a la presidencia de este país, Svetlana Tijanóvskaya, salió hoy al paso a estas declaraciones y denunció que las autoridades tratan de utilizar a los maestros como herramientas ideológicas para perpetrar en el poder a Lukashenko.
'Lo más terrible es que a muchos los hayan vinculado a comisiones electorales que buscan garantizar el resultado 'adecuado'. No el que necesita el pueblo, el país, sino el que necesita una sola persona que se ha creído ser nuestro dueño', afirmó en un vídeo publicado en el canal Straná dlia Zhisni.
La líder opositora llamó a los docentes a limpiar 'la escuela y el buen nombre de los maestros de la hipocresía y el miedo'.
Y es que para Tijanóvskaya de poco vale una ideología sustentada en 'la mentira y la falsificación'.
ENTRE LA ESPADA Y LA PARED
Pero es un hecho, las elecciones presidenciales deterioraron gravemente la imagen del maestro público.
'¿Y gente como ustedes darán clases a mis hijos el 1 de septiembre?', clamó un observador opositor al que le negaron el acceso al colegio electoral ubicado en una escuela.
Este tipo de situaciones, extendidas a lo largo del país, generó la opinión pública de que los maestros participaron en el fraude de modo activo o pasivo, ya que incluso los que se negaban eran presionados.
'Comprenda, muchos de nosotros no teníamos elección. Nos tenían enganchados. A cada cual con lo suyo: a unos con los hijos, a otros con los créditos, a otros con el trabajo o con la casa', comentó al portal rebenok.by una maestra, que pidió no ser identificada.
Los propios maestros rechazan esta situación; al día siguiente de las declaraciones de Lukashenko muchos salieron a manifestarse frente al Ministerio de Educación, mientras otros se han sumado a mítines frente a la Universidad Pedagógica de Minsk o a las protestas organizadas por la oposición.
Anna Severinets fue 'Maestro del Año de la región de Minsk' en 2017 y finalista de este concurso en 2020, pero ello no impidió que la escuela pública en la que trabajaba le cerrase las puertas tras cuestionar en Facebook las elecciones presidenciales.
Ahora Anna tiene la intención de trabajar en una escuela privada.
'Considero que los padres tienen todo el derecho a elegir dónde y cómo deben estudiar sus hijos', declaró a Efe.
ADEMÁS, LA PANDEMIA
Al componente político se suma la pandemia del nuevo coronavirus, negada en un inicio por el mandatario, que la calificó de 'psicosis masiva' y recomendó tratarla bebiendo vodka, jugando al hockey sobre hielo o trabajando en el campo al volante de un tractor.
Mientras Lukashenko aseguraba que el país tomaba todas las medidas necesarias para contener la enfermedad, los círculos infantiles y escuelas mantuvieron el régimen de clases presenciales e incluso se prohibió el uso de mascarillas, algo que rechazaron muchos padres.
Aunque no existen estadísticas oficiales de la asistencia a clases durante el último trimestre del pasado curso, esta se vio significativamente afectada.
'En el aula de mi hijo solo quedaban dos o tres de 26', comenta a Efe Elena, enfermera de profesión.
Y eso no cambiará en el curso que comienza. Svetlana, residente en Minsk, asegura a Efe de que sus hijos no acudirán este año a ninguna escuela pública.
'Aprenderán a distancia en una escuela privada. Hay dos razones, el coronavirus y nuestro deseo de alejar a los niños de la ideología estatal', explicó.
Para Marina, madre de un escolar de cuarto grado, el coronavirus no es lo peor.
'Me preocupa más que le enseñen maestros que participaron en el fraude', afirma.
REINICIO 'CON TOTAL NORMALIDAD'
Pese a todo, las autoridades ya han anunciado el reinicio de las clases, que deberán transcurrir con total normalidad.
La única novedad anunciada por las autoridades, que no han dado otras indicaciones sanitarias, será que no se realizarán las tradicionales formaciones matutinas que habitualmente serían para la 'educación patriótica', decisión tomada, según las autoridades, para evitar contagios de COVID-19.
Decisión que muchos cuestionan, ya que el coronavirus no impidió convocar a los desfiles del 9 de mayo y del 3 de julio, pero sí fue usado como excusa para impedir el acceso de los observadores a los colegios electorales, y preguntan hasta qué punto la pandemia no es utilizada de modo oportunista a conveniencia de Lukashenko. EFE
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