Líder de GNA cesa al influyente ministro de Interior en un pulso por el poder
Trípoli, 28 ago (EFE).- El líder del Gobierno de Acuerdo Nacional sostenido por la ONU en Trípoli (GNA), Fayed al Serraj, cesó hoy al ministro de Interior, Fathi Bashagha, uno de los hombres más poderosos e influyentes del oeste del país.
El cese coincide con las informaciones que apuntaban a una duro enfrentamiento entre los dos hombres a causa de la represión de las protestas por la carestía de la vida que estallaron el pasado domingo y que fueron dispersadas a tiros por milicias al parecer bajo el control de Bashagha, originario de la poderosa ciudad-estado de Misrata, aliada del GNA.
El jueves, la organización de defensa de los Derechos Humanos Amnistía Internacional (AI) pidió que se abriera una investigación sobre el incidente, en el que las milicias utilizaron armamento pesado, y exigió que se conozca el paradero de seis de los manifestantes que están desaparecidos.
Los congregados protestaban por los continuos cortes de electricidad, la escasez de agua corriente y combustible y la falta de dinero y combustible, pero también por el enorme poder que ejercen las milicias, que controlan la capital al margen del gobierno.
En particular la milicia Fuerzas Especiales de Disuasión (RADA), adscrita al ministerio de Interior y liderada por el señor de la guerra y líder salafista Abdelrauf Kara.
Kara es uno de los hombres más poderosos de Trípoli y ha sido uno de los líderes de la lucha contra el asedio a la capital de las fuerzas del mariscal Jalifa Hafter, tutor del Ejecutivo no reconocido en el este de Libia y hombre fuerte del país, que encabezó el propio Bashagha.
El ahora arrinconado ministro de Interior también se ha sonado en varios ocasiones como posible sustituto de Al Serraj al frente del GNA, que desde que fue formado en 2016 a instancias de la ONU no ha logrado ni implantarse en el territorio ni lograr la aprobación de los libios, cansados tras casi una década de guerra que ha destruido el país.
El puesto de Bashagha ha sido asignado por el Consejo de Presidencia del GNA al subsecretario de Interior Khaled Mazen.
Libia es un estado fallido, víctima del caos y la guerra civil desde que en 2011 la OTAN contribuyera militarmente a la victoria de los distintos grupos rebeldes sobre la dictadura de Muamar al Gadafi.
El conflicto fratricida que ensangrienta el país desde 2015 se ha convertido en los últimos meses en un enfrentamiento armado multinacional, totalmente privatizado, sin ejércitos, que libran milicias locales y mercenarios extranjeros enviados tanto por Rusia como por Turquía, los dos países más implicados junto a Francia, Egipto y Emiratos Árabes Unidos.
Ambos contendientes anunciaron días atrás su compromiso para un alto el fuego, el tercero en cinco meses, que los expertos creen que no desembocará en la paz mientras no se desarme a las milicias, el problema más grave que tiene el país. EFE