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“Sin ti yo me muero” y “sin ti no soy nadie”, expresiones que deben alarmar

El director Centro de Intervención Conductual para Hombres de la Fiscalía del Distrito Nacional habla de los riesgos de esa y otras expresiones que deben poner a la defensiva a las mujeres

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“Sin ti yo me muero” y  “sin ti no soy nadie”, expresiones que deben alarmar
El hombre agresor da señales de aviso a las mujeres que esta puede identificar. (SHUTTERSTOCK)

SANTO DOMINGO. El hombre agresor no es violento de la noche a la mañana. Hay conductas de ellos que las mujeres pueden identificar desde un principio, pero debido a que la sociedad la ha vendido como señales de amor, muchas veces no se detectan.

Expresiones como “Sin ti yo me muero” y “sin ti no soy nadie”, que incluso se escucha en algunas canciones, deben preocupar a las féminas cuando las escuchan de sus actuales o exparejas.

Así lo explica el director del Centro de Intervención Conductual para Hombres, Luis Vergés, que considera la violencia contra la mujer como una problemática muy compleja que hay que enfrentar en todas sus vertientes.

Al escuchar “un sin ti yo me muero” “hay que preocuparse porque evidentemente tú te estás convirtiendo en el centro como figura de apego de una persona adulta y eso no es sano”, afirma Vergés, quien afirma que así lo demuestran las alarmantes estadísticas que se difunden cada año en República Dominicana sobre los feminicidios.

“En los últimos años, en más de un 70 por ciento la decisión de asesinar a la mujer llega cuando la mujer decide abandonar la relación ¿qué te está diciendo eso? Ahí hay un proceso de apego patológico un proceso de apego no trabajado que es la parte emocional que nosotros decimos que hay que ver cómo logramos que los hombres lleguen a un proceso de ayuda para trabajar ese aspecto porque cultural y socialmente eso no se trabaja, al contrario eso se incentiva”, expuso.

Al ser entrevistado en Enfoque Matinal, por CDN, canal 37, Vergés asegura que esas manifestaciones que expresan dependencias emocionales son malas señales para la seguridad de la mujer, que si no las identifica a tiempo la coloca como una posible víctima.

Sostiene que la conducta de obsesión, la ansiedad, control y la persecución, “lamentablemente son ideas irracionales” que se escuchan hasta en las canciones como si fueran señales de amor.

“Asimismo se las difunden a la población y llegan en un momento que en la subjetividad de la mujer se vincula ese significado con algo que nada que tiene que ver con el amor”, indica.

Afirma que si la sociedad no trabaja la “masculinidad en término de pensamiento, en de todo lo que tiene que ver con la equidad, la mujer que seguirá avanzando que va seguir logrando participación social se va a ir alejando cada día más de ese control que ese hombre necesita” y entonces cada cierto tiempo se verá que los feminicidios no bajan sino que todo lo contrario, aumentan.

Vergés dice que una actitud abusiva se puede detectar también en el discurso amenazante de un agresor.

“Mira yo no quiero pensar el día ni imaginarme que tu haga tal cosa porque tal día, frase como esa evidencia una actitud favorable a la violencia pero a esa actitud tú le agrega la capacidad de dañar porque la persona tiene un arma de fuego porque tiene acceso a la víctima potencial o porque tiene precedente de que ha dañado a alguien, más pues entonces el riesgo aumenta”, advierte.

Cómo influyen los vecinos y familiares

El director del Centro de Intervención Conductual para Hombres dice que cuando se presenta un caso de violencia contra la mujer la actitud que asumen los vecinos, amigos y familiares de la pareja es determinante.

Afirma que una actitud activa de tratar de interrumpir puede evitar una tragedia, mientras que la de instigación conllevaría a que esta se ejecute.

Citó el caso de la alarma que hizo la periodista Edith Febles de un hombre que iba a matar a una mujer. Febles retuvo al hombre y llamó al Centro de Intervención y el agresor recibió tratamiento y reformó su conducta.

“Resulta que ese señor fue al centro, recibió terapia, después de eso él se enamoró de nuevo, se casó, está trabajando y no ha habido reincidencia”, asegura.

Vergés dice que en los nueve años que lleva el centro, que depende de la Fiscalía del Distrito Nacional, se han atendido 17,000 hombres, 600 de ellos militares y policías. Actualmente hay 60 militares y policías que son tratados.

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