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La mecedora de Kennedy

Si bien es cierto que el Canciller dominicano le regaló una mecedora al presidente John F. Kennedy, la realidad es que Kennedy tenía más de cien mecedoras y la dominicana la usó muy poco. Una rectific

Cuando un dominicano ve una imagen del presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, sentado en una mecedora, por lo general suele afirmar categóricamente "esa mecedora es dominicana". Muchos agregan "se la regaló un embajador", otros "un canciller" y algunos "un presidente dominicano".

También he escuchado esta afirmación en boca de relevantes historiadores y de destacados comunicadores sociales, por lo que decidí escribir estas notas en honor a la verdad histórica y para que no se siga repitiendo ese dato erróneo.

La mecedora donde solemos ver sentado a Kennedy no es dominicana.

John Fitzgerald Kennedy (1917-1963) comenzó a utilizar regularmente mecedoras para sentarse en 1955, cuando siendo senador solía sufrir dolores de espalda, como consecuencia de una herida que le ocasionaron durante su participación en la Segunda Guerra Mundial. Fue entonces, en 1955, cuando la médico fisiatra Janet Travell (1901-1997) le recomendó la práctica de la natación y el uso de la mecedora para aliviar su dolencia.

Kennedy mandó a construir una mecedora en la compañía "P & P Chair Company" localizada en Asheboro, Carolina del Norte, con características y especificaciones especialmente diseñadas para hacerle frente a su problema, como por ejemplo el espaldar era semi curvo, no plano, como se usan en las mecedoras dominicanas y las fibras de su tejido importadas de Malasia.

Al morir el Presidente, se le contabilizaron más de cien ejemplares de ese modelo de mecedora, distribuidas en sus mansiones de Palm Beach, Florida; Hyannis Port, Massachusetts, en Camp David y en la Casa Blanca, Washington, D.C.

Tenía mecedoras en la galería, en la habitación, en la sala, en el baño y hasta en el avión presidencial -Air Force One- se dice que había mecedoras de este modelo, llamado "Carolina" en alusión al Estado donde se fabricaban.

Kennedy también regaló de estas mecedoras a Jefes de Estado y a amigos cercanos.

Es interesante destacar que Kennedy no fue el primer y único presidente de ese país en utilizar mecedoras. Antes que él, Abraham Lincoln (1809-1865) la utilizó con frecuencia e incluso el día de su asesinato estaba sentado en una mecedora, colocada en el palco del teatro especialmente para su uso personal. Otra figura relevante de la historia norteamericana, Benjamín Franklin (1706-1790), reconocido inventor y gobernador de Pennsylvania (1785), la utilizaba con frecuencia y algunos historiadores lo señalan como el inventor de la mecedora.

La mecedora dominicana.

El 4 de abril de 1962, el entonces Secretario de Estado de Relaciones Exteriores del Consejo de Estado, José Antonio Bonilla Atiles, fue recibido en la Casa Blanca por el Presidente Kennedy. Al ser recibido en uno de los salones de la mansión presidencial, le entregó de regalo al presidente una mecedora hecha en la República Dominicana y confeccionada especialmente para él.

El gesto del canciller dominicano fue destacado por la prensa nacional e internacional. La agencia de prensa UPI -United Press International-, difundió una foto del encuentro, publicada en la primera plana del periódico El Caribe (5-4-62), con el siguiente texto: "El presidente norteamericano John F. Kennedy admira el raro tallado del espaldar de una mecedora que le obsequió el canciller dominicano, licenciado J. A. Bonilla Atiles, en la Casa Blanca, en Washington. La silla es de una caoba cuatro veces centenaria del viejo edificio colonial Castillo de San Diego y al tope del respaldo tiene los escudos de Estados Unidos y la República Dominicana. El mueble es obra del ebanista Pascual Palacios." (UPI)

Las fotos a color de ese momento, que acompañan a este trabajo, las encontré y las adquirí en la Biblioteca Presidente Kennedy en Boston, durante mis labores de investigación para el libro "La Democracia Revolucionaria", el cual puse a circular el pasado 20 de septiembre en la Sala Principal del Teatro Nacional.

Revisé una enorme cantidad de fotos del Presidente Kennedy y en ninguna aparece sentado en la mecedora que le regaló el canciller dominicano. Por lo que puedo afirmar, hasta prueba en contrario, que la única vez que Kennedy se sentó en una mecedora dominicana fue el día en que se la regalaron. El miércoles cuatro de abril de 1962.

Este caso podría tomarse como ejemplo de la enorme importancia de la imagen en el proceso de reconstrucción histórica, sobre todo en lo referente a la historia del siglo veinte. El hecho de que esta información errónea se esparciera por toda la sociedad dominicana durante tanto tiempo, me permito atribuírselo al hecho de que cuando se produjo el obsequio, abril/1962, en este país poca gente leía periódicos y muy pocos tenían televisión.

Esta noticia le llegó a la mayoría de la población por radio. El medio de comunicación más popular en nuestro país por esos años, de ahí que poca gente pudo apreciar de qué tipo de mecedora se trataba. Fue entonces cuando comenzó a funcionar el "boca a boca", difundiendo la errónea afirmación de que la mecedora de Kennedy era dominicana.

En estos años que nos ha tocado vivir, donde la ficción que George Orwell concibió a finales de los años cuarenta se ha convertido en realidad, donde una imagen fija o en movimiento nos acompaña siempre y donde hay una cámara mirándonos desde el lugar menos pensado, como si fuera "un hermano mayor". En estos tiempos, repito, no se puede narrar la historia elocuentemente sin tener como herramienta la imagen, sea esta fija o en movimiento.