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"Lo sucedido con mi archivo es una metáfora de nuestro tiempo" (II)

SANTO DOMINGO. Continuidad de la conversación sostenida con Daniel Mordzinski.

P. Recuerdo una foto excelente de Henri Cartier-Breson, donde Nicolás Guillén aparecía en un sillón, en plena carcajada. ¿Cuáles fotógrafos han sido sus paradigmas?

R. Hay tantos. Eso es como elegir un pintor o un músico favorito. A cierta hora del día querés escuchar jazz y en algunos momentos necesitas tararear a Mozart.

No necesito ser aglutinador, y reinvindico un concubinato múltiple en mi corazoncito. Tengo muchos y buenos maestros, pero no sólo del retrato de escritores, fotógrafos en general que han sabido buscar en el alma humana, y algunos lo siguen haciendo: Sara Facio, Philippe Halsman, Max Pam, Bernard Plossu, Stephen Moses, Sebastio Salgado. A ellos les debo mucho, tanto como a los grandes maestros pintores que con sus retratos me enseñaron el camino.

P. ¿Cuál o cuáles han sido las fotos más dificiles de su vida?

R. Los autores son muy respetuosos con mi trabajo. Puedo resumirte que en estos años he encontrado grandes amigos y poquísimas malas sorpresas que por elegancia prefiero no mencionar. He aprendido que una cosa es el escritor y otra lo que él escribe, y también que no hay ninguna relación entre la calidad literaria y la fluidez en el retrato. Y, además, hay días buenos y días malos, para los escritores y para mí. No hay normas. Lo grande es que el balance es positivo y creo que voy consiguiendo algo que a la gente le interesa y en ocasiones ayuda a acercar al universo de las letras o a conocer mejor a un escritor. Las fotos más difíciles siempre han sido las de aquellos escritores que he leído y amado. Será tal vez que a la hora de conocerlos tema defraudarlos. Y porque la emoción te puede paralizar.

P. La música y la literatura forman parte de las esencias de sus imágenes. ¿Qué música y qué genero literario prefiere? ¿Cree que hubiese sido el Modzinski que es sin esos dos elementos en su vida?

R. En mi corazoncito convive la literatura con la música, digamos que por las noches no puedo dormirme sin un libro en la mano y que durante el día prefiero tomarme un café escuchando música. Pero lo maravilloso es que es posible hacer ambas cosas a la vez. Diría que ellas alimentan mis sueños y mi existencia. No concibo la vida sin literatura y sin música. Y mis retratos son el fruto de ese sentimiento.

P. Vargas Llosa le ha lanzado piropos creativos de muy altos kilates, Ud. fue el fotógrafo que él se llevó a Suecia a documentar el Nobel. ¿Se siente Ud. de algún modo periodista, fotoreportero, o un fotógrafo artístico, o una fusión de las dos?

R. Me siento un tipo afortunado y mi gran fortuna es haberme hecho un lugarcito entre los escritores. Mario Vargas Llosa -todos lo sabemos- es un maravilloso escritor, pero además es grande, valiente, infatigable. Mientras te respondo, pienso en su gran generosidad y sus continuos gestos de consideración por el prójimo. Acompañé a Patricia y Mario a recibir el Nobel a Estocolmo, y logré hacer fotos personales y únicas que sólo fueron posibles gracias al respeto y complicidad que ellos tienen por mi trabajo.

P. Lo sucedido con Ud. ¿cree que ha sido fruto de la maldad o de la ignorancia?

R. No hubo persecución ni complot, sólo incompetencia y falta de respeto al trabajo humano. Como decía Lampedusa en Il Gatopardo, sólo hay que tenerle miedo a la estupidez humana. Lo que pasó con mis archivos es una metáfora de nuestro tiempo, en la cual no se respeta la memoria ni el pasado. Estuve a punto de anular este viaje, y fueron los numerosos mensajes de mis amigos escritores dominicanos los que me convencieron a venir. Quiero agradecerles por los numerosos mensajes solidarios y decirles que este viaje ha sido un balón de oxígeno.

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