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Los perros sobre ruedas de Michel

CABARETE. Son las 10 de la mañana y Diario Libre tiene una cita para entrevistar a Michel Gay-Crosier, un suizo residente en el país desde hace 25 años.

Michel es mejor conocido por sus luchas medioambientales, que ha enfrentado desde hace años en ese municipio costero.

Es un hombre serio, de hablar pausado y sin miedo a decir lo que piensa. Presidente de la Asociación para Protección del Medio Ambiente y Turismo en Cabarete y Sosúa (Asoprocaso) y propietario de un hotel en esta zona turística, mejor conocida por la práctica del kitesurf.

Fue contactado por Diario Libre para hablar de una denuncia medioambiental que Michel y ASOPROCASO ha lidiado en los últimos años.

Diario Libre fue recibido por un perro fuera de lo común, un pequeño can con un sistema de ruedas en sus patas traseras, su nombre es Rusty.

Rusty es un cascarrabias, al tratar de acariciarlo tira una mordida amenazante, mientras se acercan otros cinco perros, entre ellos dos pequeños cachorros evidentemente del tipo viralata.

Michel lo somete al orden y amenaza de que deje en paz a la visita o será sacado del lugar.

Inicia la entrevista y Rusty se mete debajo de la mesa lentamente, el fotógrafo lo toca sin querer y muerde su zapato, es castigado y llevado a una oficina mientras termina la entrevista.

Michel explica que es un perro feliz pero enojón, mientras lo levanta para bajar unas empinadas escaleras, Rusty hace pipí sobre Michel. El hombre sonríe y explica que producto de su lesión padece incontinencia y no se da ni cuenta cuando hace sus necesidades.

A Rusty lo conoció en 2015 en una veterinaria en Sosúa, alguien lo había encontrado lastimado, posiblemente atropellado. El veterinario le explicó que tenía dos opciones, ponerlo a dormir o encontrar alguien que se lo llevara para cuidarlo.

“Yo dije al veterinario que antes de tomar su decisión, me diera dos días... pero el día siguiente, fui a buscarlo”, recuerda.

Lo llevó a una clínica especializada para ver si había posibilidad que recupera el movimiento en sus patas traseras, pero no la había.

Lo primero que hizo al llevarlo a su nueva casa, fue buscar una silla de ruedas por internet, con la que Rusty aprendió rápidamente a desplazarse y correr de nuevo, como seguro lo hizo alguna vez.

A Michel le toma pocos minutos colocar cada día el aparato por la mañana, el cual retira antes de dormir.

Él es débil con los perros y desde hace unos años ha rescatado y adoptado perros en diferentes circunstancias, algunos enfermos o maltratados, otros cuantos en condición de abandono o luego de sufrir accidentes.

Ahora tiene cerca de 15 perros, la mayoría de los cuales mantiene en un terreno aledaño a su negocio, contiguo a su habitación. Algunos se los llevan, otros los encuentra en la calle o veterinarias, asumiendo todos los gastos de su tratamiento y recuperación, cuando está en sus posibilidades.

“Para mi es difícil de regalar un perro, porque no se encuentra en la zona gente responsable con algo de recursos para cuidar un perro. Además de eso, en Cabarete, hay muchos extranjeros que cogen un perro y después se van, abandonando a veces a su animal”, expresa Michel.

Rusty no es el único en silla de ruedas de Michel, Pepita es una perra juguetona que fue rescatada por Michel.

Un empleado le comentó que había visto una perra en muy malas condiciones cerca del pueblo, en un batey.

“La perra estaba en una condición deplorable, con heridas a las patas por su condición, llena de garrapatas y pulgas. Un motor la golpeó en la columna, tenía una pata completamente paralizada y la otra muy atrofiada”.

“Nunca he pensado en sacrificar un perro, estoy probando siempre una solución. Cuando el veterinario de Sosua no puede resolver, yo voy hasta Santiago a una clínica especializada y si hay una operación posible, yo busco gente para ayudarme. Una operación llega fácilmente a US$1,000, una visita a esa clínica pasa fácilmente a más de RD$5,000”.

Michel relata, con nostalgia, cómo ha sido testigo en el tiempo del maltrato a los perros en Sosua y Cabatere. Cree que la falta de educación hace que se cometan abusos contra todo tipo de animales.

Por ahora Michel visita, hasta tres veces al día, al veterinario para tratar a sus perros o para ver si hay alguno más que necesita su ayuda. En la semana que Diario Libre lo visitó alguien había dejado una caja durante la noche frente a su hotel, en ella habían cinco cachorros enfermos, llenos de parásitos. Por suerte para Michel y los perritos, una ONG canadiense se hará cargo de ellos.

Michel y sus perros disfrutan de pasadías en el campo y la playa.

Por ahora tiene pocas quejas de los clientes del hotel por los perros, sin embargo anda buscando un terreno y una casa para poder atender mejor a sus amigos.

Estos son algunos de los casos que Michel ha logrado resolver, cómo los encontró y como están ahora.

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