De comer iguanas a salvar su hábitat y protegerlas
Las iguanas endémicas de la isla están en peligro de extinción
Marvin del Cid
Son las 6 de la mañana de un caluroso agosto de 2019 y Héctor Andújar, conocido como Chapa, se prepara para buscar a un grupo de comunitarios de Las Baitoas y Vengan a Ver para continuar con un proyecto de reforestación en la reserva de la Biósfera Jaragua-Bahoruco-Enriquillo.
Chapa es técnico de Grupo Jaragua, quien trabaja con el programa de conservación de iguanas que dio inicio en 2002. Para ese año se celebró un taller de expertos internacionales en el Parque Zoológico Dominicano (ZOODOM) para redactar un plan para la recuperación de la iguana de Ricord, Cyclura ricordii.
“En aquel momento, esa especie estaba considerada como críticamente amenazada en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y no se conocía bien ni siquiera dónde se encontraba la especie, dónde y cuándo anidaba, etc”, explicó la Dra. Yolanda León de Grupo Jaragua a Diario Libre.
Desde entonces, y tras un arduo trabajo liderado por Ernesto Rupp de Grupo Jaragua, han podido aprender más sobre la distribución de la iguana de Ricord, que incluye el descubrimiento de una población en Ansapit, Haití, de la cual no se tenía conocimiento por la comunidad científica. Además, identificaron áreas clave y épocas de anidamiento de ambas especies, aparte de sus amenazas.
La Dra. León explica que para este proyecto se ha incluido la colaboración de investigadores externos, como la Dra. Stesha Pasachnik, postdoctoranda del Instituto Global de Conservación de San Diego, hoy gestora de programas de la Fundación Internacional de Iguanas y co-presidenta del Grupo de Especialistas de Iguanas de la UICN desde el Zoológico de Fort Worth, y de Rosanna Carreras, bióloga dominicana que se enfocó en estos reptiles para su tesis de maestría en la Universidad Estatal de Mississippi y también ha realizado proyectos de investigación en este tema desde el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC). “Gracias a las investigaciones de campo y genéticas hechas por estas investigadoras, hoy sabemos que también varias de las poblaciones de la iguana rinoceronte (Cyclura cornuta) están en peligrosa disminución y merecen atención”, enfatizó la Dra. León.
Grupo Jaragua ha establecido un programa de monitoreo de abundancia y anidamiento, apoyándose en personas locales y comprado terrenos críticos para ambas especies de Cyclura en Pedernales y ha iniciado la restauración de zonas de hábitat degradadas, sobre todo por la extracción de leña y carbón vegetal.
Las Baitoas y Vengan a Ver son comunidades de altos niveles de pobreza muy cercanas al hábitat de las iguanas, en especial de la Ricord. Durante años, muchos comunitarios se han visto obligados a la elaboración artesanal de carbón vegetal, incluso dentro del área protegida. Esta actividad se vio potenciada por la crecida del lago Enriquillo, que inundó tierras de cultivo, dejando a muchas personas sin recursos.
Jerbin Vólquez, comunitario de Vengan a Ver y técnico de Grupo Jaragua, explica que en la Reserva Biológica Loma Charco Azul los carboneros cortaban gran parte del bosque seco para la elaboración de carbón, reduciendo el hábitat de las iguanas y cazándolas para comerlas.
Roselina Pérez tenía 4 meses de embarazo y junto a un grupo de comunitarios recorrieron el bosque en 2019, en lo que se conoce como la Trocha de Soquete. Ella confesó que antes salían a buscar iguanas para hacer sancocho por subsistencia. “Yo he entendido que la iguana tiene mucha importancia porque de esto estamos nosotros viviendo también, uno tiene que valorarlas”, afirmó.
Varios días a la semana siembran alpargatas, una especie de cactus que sirven de refugio y alimento a las iguanas, del que no se puede elaborar carbón. Reciben un pago por jornada, además del almuerzo.
Las condiciones de temperatura de la zona, que puede alcanzar casi los 40 grados centígrados en verano, obligan a los comunitarios a realizar la tarea desde las primeras horas de la mañana hasta el mediodía.
Este trabajo representa una fuente importante de recursos para los comunitarios que participan en el programa, además de condiciones dignas, a diferencia de la elaboración de carbón, que es una actividad ilegal que requiere un gran esfuerzo por poco dinero.
Nelson Castillo, un antiguo carbonero, piensa ahora que quitarle la vida a una iguana es como quitarle la vida a una persona y por eso deben protegerla. “Si yo hubiese sabido que esto era así, yo no lo hubiera hecho”, expresó.
El programa de restauración ha beneficiado a más de 50 familias en las comunidades de Vengan a Ver, Duvergé, Las Baitoas, El Limón, Jimaní y Puerto Escondido, sembrando más de 6,000 tareas. También más de 3,000 niños de la Reserva de la Biósfera y 10,000 personas a nivel nacional han sido parte de una campaña educativa de orgullo de las iguanas.
El apoyo a estas actividades ha venido del Ministerio de Medio Ambiente y de varios donantes, principalmente de la Fundación Internacional de Iguanas (IIF), el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos (USFWS), la Agencia para el Desarrollo Internacional de los Estados Unidos (USAID), Cemex Dominicana, BirdLife International, CESAL, la Agencia Española para la Cooperación Internacional (AECID), La Junta de Castilla-La Mancha, la Cooperación Alemana-GIZ, y el Programa de Pequeños Subsidios (República Dominicana) del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (PPS-SGP/FMAM/PNUD).
Grupo Jaragua presentó recientemente el corto documental “Quisqueyanas en Peligro”, donde se explican las amenazas a las iguanas de las rocas y lo que se ha logrado con el programa de reforestación al sur del lago Enriquillo.
Marvin del CidGuatemalteco con estudios en Ciencias de la Comunicación y amplia experiencia en el campo visual y multimedia. Ha trabajado para varios medios de comunicación en Guatemala y República Dominicana, y sus fotografías han aparecido en importantes publicaciones en diferentes partes del mundo.
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