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La pesca sostenible no se logra con vedas solamente

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La pesca sostenible no se logra con vedas solamente
Un pescador lanzando su red. (FUNDACIÓN GRUPO PUNTACANA )

En 2010, un grupo de pescadores artesanales mexicanos de Quintana Roo visitaron República Dominicana para encontrarse con pescadores de La Caleta y Punta Cana. Coordinado por Reef Check RD y Fundación Grupo Puntacana, ese “intercambio de pescadores” es una estrategia de conservación que reúne pescadores artesanales de diferentes países para compartir buenas prácticas. En vez de talleres realizados por autoridades, científicos, o ambientalistas, los pescadores se comunican en su propio lenguaje compartiendo experiencias comunes.

Los pescadores mexicanos expusieron su modelo de negocio exitoso de pesca de langosta espinosa (Panulirus argus) para motivar mejoras en su manejo en República Dominicana. Habían creado un plan de manejo basado en una veda de langosta, pero incluye medidas adicionales que la complementan.

Para la época de captura, los mexicanos construyen “casitas de langosta,” unas estructuras sencillas de concreto que atraen langostas y hace más eficiente la captura. Además de rápido, eso permite a los pescadores cumplir con la talla mínima establecida. Suben las langostas capturadas al bote, miden sus tamaños y liberan las langostas pequeñas o con huevos.

Para completar los ingresos no producidos durante la veda, los pescadores se entrenan como guías, ofreciendo excursiones de pesca captura y liberación a turistas. También ofrecen sus servicios como capitanes de barco y buzos a excursiones turísticas. La pesca de langosta es su empleo principal, pero manejan otros servicios adicionales durante la época de veda.

Finalmente, los pescadores, ambientalistas y autoridades designaron ciertas áreas restringidas donde no permiten la pesca de langosta y otras especies. Esas zonas de no-pesca permiten que las poblaciones recuperan tanto en los refugios, como en áreas donde se permite la pesca. El establecimiento de zonas de no-pesca es una herramienta altamente efectiva de manejo reconocida mundialmente para recuperar recursos pesqueros. De acuerdo con varios estudios, los “refugios de peces” pueden contribuir al aumento de hasta 5 veces la biomasa de peces.

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Infografía
Imagen de sobrepesca. (FUNDACIÓN GRUPO PUNTACANA)

Después de varios meses, los pescadores dominicanos visitaron a Quinta Roo, México, para comprobar los resultados del negocio por sí mismos. Quedaron impresionados.

Aunque los mexicanos trabajaban pocas horas al día, capturan cantidades de langosta no vistas en aguas dominicanas en décadas. Los pescadores cuentan con sus propias embarcaciones, equipos de pesca y centros de logística de langosta. En vez de vivir día a día, la gran mayoría de los pescadores habían escapado a la pobreza, formando cooperativas de servicios que incluían, pero no estaban limitados a la pesca. Todo eso porque habían logrado recuperar la población de langosta, que pocos años antes estaban totalmente sobreexplotada.

Esa historia trae múltiples lecciones para la República Dominicana. En primer lugar, la veda no debe ser la única herramienta que existe para el buen manejo de las especies marinas. La veda es solamente parte de un plan integral de manejo. Aunque se logra la prohibición total de captura durante ciertos periodos, no implica que se puede explotar la pesca como chivos sin ley durante el resto del año.

En su artículo defendiendo la reducción de la veda del pez loro, el Consejo Dominicano de Pesca y Acuicultura (Codopesca) admite que “las regulaciones deberían incluir tallas mínimas de captura y límites en la extracción de biomasa”. El manejo de la mayoría de los recursos pesqueros, incluyendo el pez loro, no contemplan ninguna de esas dos medidas. La estrategia de veda debería contemplar tallas mínimas por especie, límites de captura en tiempo de pesca, y el respeto a otras normas de pesca existentes, como la prohibición de ciertas artes de pesca dañinas. Todo se debe enmarcar dentro de una revisión científica periódicamente de las poblaciones de especies.

También, las zonas de no pesca y áreas marinas protegidas, asisten la conservación de especies y la pesca. En RD se ha intentado crear refugios de pesca en la bBahía de Samaná, La Caleta, y Punta Cana, entre otros lugares. Todos han carecido de una presencia consistente de las autoridades para lograr una efectiva implementación. Las zonas de exclusión es una medida imprescindible para recuperar los recursos marinos.

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Infografía
Falta de control pesquero. (FUNDACIÓN GRUPO PUNTACANA)

Otra lección de México es la importancia de lograr el fiel cumplimiento de las normas por un periodo extendido. La implementación de las reglas está bajo la supervisión del gobierno mexicano. Sin embargo, funcionan en la práctica porque son, en su esencia, acuerdos voluntarios entre los mismos pescadores.

En República Dominicana, los pescadores cumplirán con las reglas de pesca voluntariamente cuando les convenga económicamente. Sin embargo, al principio las autoridades tienen que cumplir un rol efectivo de vigilancia y control. Si se sigue con poco cumplimiento de las normas, la sobreexplotación continuará sin mejorar la condición de la mayoría de los pescadores.

Finalmente, Quintana Roo, México, es una región, al igual que República Dominicana, eminentemente turística. No tiene el lujo de considerar a sus recursos marinos exclusivamente como recursos agropecuarios. En países que dependen del turismo, los recursos marinos tienen un valor económico significativo, muy por encima de su valor de pesca o alimenticio. Además, el turismo provee oportunidades de empleo complementario para pescadores y sus familiares que les permite salir de la pobreza. Si los peces existen únicamente para producir alimentos, no habrá turismo en el país hacia el futuro.

En México se ha logrado recuperar la población de langosta a través de un programa integral de gestión bien manejado. Se ha transformado la captura de langosta en un recurso económico, político y ecológicamente sostenible. En República Dominicana hay docenas de especies marinas que actualmente están sobreexplotados y sin políticas de conservación efectivas. Hoy en este Día de los Océanos, aprendamos de las lecciones que nos han compartido otros países turísticos para crear modelos de pesca igualmente sostenibles.

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