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¿Para qué leer un periódico de ayer? Conviértalo en arte

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¿Para qué leer un periódico de ayer? Conviértalo en arte
María de la Cruz explica las técnicas utilizadas en la elaboración de los artículos. (JOSÉ JUSTO FÉLIZ)

La era del reciclaje también ha tocado el papel periódico y la mente de personas altruistas que dan rienda suelta a la imaginación para obtener de la “basura” artículos artísticos de provecho personal y del hogar.

No solo se trata de reciclar, sino de involucrar a jóvenes de barrios marginados con cursos en los que se aplican técnicas modernas en un oficio que puede llegar a ser la principal fuente de ingresos de quienes aprenden la disciplina.

María de la Cruz, lleva de apostolado el servir y ayudar a su prójimo y basada en su labor filantrópica creó la fundación “Al Rescate de las Manualidades”, un proyecto que ha encontrado la mano solidaria de instituciones y negocios.

“Este proyecto se inició en el colegio Don Bosco. Yo soy egresada de la UASD de diseño de modas entonces fungí como delegada de curso y queriendo buscar algo diferente para los muchachos un día familiar surgió la idea de comenzar a hacer unos talleres allí y tuve una acogida tremenda”, relata.

La idea encontró eco en empresas y negocios como Cano Industrial, que le suple la ega, Nesplas CxA, Encajes la Rosario, Mercería Dumé, Viajes Golan y la artista Isabel Yépez. Todas contribuyen con aportes en materiales para hacer los cursos que duran tres meses, los cuales al final de cada uno se hace una exhibición.

Los artículos que se obtienen son de mucha demanda, sobre todo para extranjeros, que ven otras opciones para llevar a sus países que no son el larimar u otras piedras preciosas, pero además es un producto marca país. También mucho dominicanos los adquieren y los encargan en cantidades considerables, lo que constituye ingresos para los jóvenes fabricantes.

Cuenta María que junto a otras dos personas ha impartido los cursos en lugares marginados como El Pedregal, Pedro Brand, Isabela, Higüero, Jacagua y otros sitios con el apoyo de las iglesias católicas, adventistas, evangélicas y otras entidades.

“Esto no tiene religión ni lugar específico. Hago sondeos en los lugares y voy a ver en qué los muchos emplean su tiempo en horas de la tarde y si veo que no tienen norte fijo, me voy a una iglesia, una escuela pública o una junta de vecinos y allí hago las conexiones para que la comunidad me apoye”, cuenta María de la Cruz que sueña con seguir expandiendo la iniciativa.

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