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¿Por qué amenazan a Moncito?

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¿Por qué amenazan a Moncito?
Moncito (FUENTE EXTERNA)

En Junio de 2011 creó mediante Decreto uno de los Parques Nacionales que tienen más razón de ser: El Manolo Tavárez Justo.

Con su existencia se buscaba proteger algunas de las más valiosas cumbres montañosas del corredor serrano que va de San José de las Matas hasta Monción en la Provincia Santiago Rodríguez.

Por esas lomas de Dios nacen o se surten algunos de los pocos hídricos que le dan vida a la productiva -pero vulnerable- Línea Noroeste. Con mención especial para aquellos que nutren la presa de Monción, invaluable reservorio que sacia la sed y sostiene la producción agrícola de varias provincias.

Pero a pesar de su importancia, crear esta área protegida llevaba consigo un pecado original: no sólo atentaba contra los históricos procesos de explotación maderera que por décadas han desolado la sierra, sino que también ponía límite a las ambiciones desmedidas de personas con poder económico y político que habían ido comprando y desmontando miles de tareas de pinos para diversos cultivos y para ganadería.

Pero también se extendió un rumor que luego tomó cuerpo con ciertos permisos emitidos: el interés de la industria minera en los potenciales yacimientos de oro que se presumen atrapados en esa parte de la cordillera.

Por esas y otras tantas, desde el mismo día de divulgación del Decreto No. 371 empezaron a confabularse todo tipo de planes para desmontar esa realidad: en el cambio de gobierno de 2012, primero se intentó por la vía del Poder Ejecutivo se solicitó derogar el decreto de creación, pero esa petición se encontró con un obstáculo insalvable, ya que la Constitución misma impide la reducción del Sistema de Áreas Protegidas, salvo por modificación misma de Ley 202-04, que requiere aprobación de las dos terceras partes del Congreso y que por ello tampoco era una posibilidad válida para la segunda opción, la vía Legislativa.

Siendo así, apoyados tras bastidores por ciertos terratenientes, unas humildes organizaciones comunitarias y campesinas de la zona, optaron por emprender una vía insospechada: anular el Decreto a través del Tribunal Constitucional.

Esto alertó y movilizó las organizaciones ambientalistas y al propio Ministerio de Medio Ambiente, quienes batallamos una y otra vez contra la falsedad y tergiversación que se esparcía como pólvora entre la gente buena de la sierra: les dijeron que serían desalojados compulsivamente.

En muchos de esos encuentros los principales aliados eran gente del mismo corazón de esa tierra, uno de ellos lo conocimos como “Moncito”. Nombre de pila: Ramón Enríque Torres, un prohombre de un liderazgo incuestionable en comunidades como La Sidra, El Aguacate, La Leonor, El Catey y toda esa franja paridora de bosques.

Nacido y criado en la sierra (Cordillera Central), sus hechos le han agenciado una credibilidad por encima de cuestionamientos y disputas particulares. Pero la defensa de su tierra ha tenido un costo: por sus posiciones firmes y coherentes siempre lo han tenido en la mira, pero esta vez han ido más lejos al tratar de amedrentarlo con amenazas contra su persona.

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Infografía
Presa de Monción. (FUENTE EXTERNA)

Conversamos con Moncito y nos ha reiterado este mensaje: “Lo que pasa es que desde hace mucho tiempo vengo planteando la problemática ambiental de la zona , que hay tres actividades que se están desarrollando y que tenemos que regular, pero las autoridades no actúan: Controlar el corte indiscriminado de madera con los llamados planes de manejo -que no son más que planes de corta y el desorden-. También regular el desarrollo de la ganadería a gran escala en la cuenca, porque deforestan y utilizan el fuego para el pasto y por último controlar la producción de limón persa a gran escala porque igual están deforestando.

Entonces, sucede que personas que han adquirido poder económico se creen amos y dueños de todo y se ven afectados por ese discurso y me están amenazando, pero no me van atemorizar, no me he ido nunca de la zona, no me voy ni me hacen ir...”

Ha dicho el líder campesino y ambientalista.

Esta nota tiene entonces la suerte de un llamado de atención para esos grupos y sus auspiciadores: sus amenazas no lograrán doblegar la voluntad de quienes han consagrado su vida a defender el patrimonio natural de nuestra tierra.

Pero también es una forma de recordarle a las autoridades competentes que “La sierra sigue ahí”, que sin sus bosques paridores de agua los ríos y presas que alimentan la línea noroeste están condenados a desaparecer. Pero hay muchos negociantes, políticos y caciques sin control a los que nada de eso parece importarles.

A lo mejor los tomadores de decisión entienden ahora que por eso y para eso sabotearon la existencia del Área Protegida Manolo Tavarez Justo y que debe ser restituido cuanto antes.

Pero mientras eso se logra, tenemos que cuidar a Moncito y a cada uno de los que se las han jugado siempre en defensa de lo que pertenece a todos.

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