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Video | En espera de la casa prometida

Santo Felipe Romero perdió a su nieta, hija y a su pareja en la tragedia de hace casi ocho meses

El Gobierno todavía no le entrega a Santo Felipe Romero la vivienda que le prometió luego de perder a su familia en un derrumbe en el sector Villa Carmen, en el municipio de Baní

A solo un día para que se cumplan ocho meses de la tragedia, Santo sigue refugiándose en una casa que todavía está en construcción. Acondicionó una de las habitaciones para por lo menos descansar en la noche cuando llegue de trabajar.

El sábado primero de mayo de este año una pared cayó sobre la casa de Romero y dejó sepultada a su nieta Rubianny Melo, de dos años; a su hija Estephany Carmona, de 28; y a su pareja Verónica Carmona, 48.

“Cuando yo llegué allá, vi toda esa vaina: gente, ambulancia, bombero y to’... en ese momento yo quedé como medio ido. De ahí para acá yo no he podido ser el mismo aunque a mí me vean que estoy trabajando”, recordó Santo con una voz entrecortada al recordar el doloroso momento en que perdió a su familia.

Los cadáveres de la niña Rubianny Melo y el de su madre Estephany Carmona fueron encontrados por los rescatistas el mismo día de la tragedia, mientras que los restos de Verónica Carmona se hallaron al día siguiente.

La vicepresidenta de la República Dominicana, Raquel Peña; el ministro administrativo de la Presidencia, José Paliza; y Deligne Ascención, ministro de Obras Públicas, visitaron el lugar de la desgracia y prometieron ayudas, sobre todo una vivienda.

“Venimos a dar ese abrazo de aliento a los familiares, pero, sobre todo, ayudarles a resolver la situación física en que quedaron esas casas, donde ellos puedan, rápidamente, mudarse, para que sigan hacia adelante”, expresó ese domingo  a los medios la vicepresidenta Raquel Peña.

A pesar de los compromisos asumidos por las autoridades, Santo Felipe Romero continúa sin vivienda y sin poder convivir con una hija menor de 13 años, quien desde la desdicha tampoco ha encontrado un domicilio estable que la abrigue hasta que su padre consiga un lugar donde ambos puedan estar.

“Mi hija ahora está pasando trabajo. Incluso, no me da pena decirlo: yo la tenía allá donde la mamá mía. No sé lo que pasó con los hermanos míos que le dijeron a la mamá mía que ella estaba molestando. Me costó mandarla para la hija más vieja, para Pizarrete”, contó Santo.

Pero tampoco en esa comunidad su hija ha tenido tranquilidad. Ahora le pidió a su papá que compre otra cama para vivir con él en la casa a medio construir.

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Graduada de Comunicación Social mención Periodismo en la UASD. Tiene experiencia trabajando en periódicos impresos y digitales, también en la producción de programas radiales.